Más detalles del restaurante clandestino de los antidisturbios de Madrid. En las últimas horas ha trascendido que la Jefatura de la Unidad de Intervención Policial (UIP) en Mortalaz, hace treinta años que tiene un restaurante ilegal en su sótano, regentado por siete agentes de la policía que sacaban tiempos de su trabajo para hacer de cocineros. Ahora, The Objective pública que constan como personal antidisturbios a pesar de no ejercer de policías, sino de cocineros. Eso quiere decir que cobran como cualquier otro agente de la unidad y que se benefician de un complemento de 6.000 euros al año por la "peligrosidad" de su trabajo.

El sótano del edificio siempre ha contado con una cocina y un comedor, pero allí, en lugar de trabajar cocineros, son los mismos agentes que se encargan de hacerlo funcionar. Además, se trata de un sitio de trabajo muy demandado: cobran como si fueran antidisturbios y trabajan en la cocina, evitando tener que desplazarse para los operativos. Algunos, se han llegado a jubilar en este restaurante. Su día a día es bien sencillo: calcular cuántos alimentos necesitan aquel día para servir a los comensales, que llegan a los 200 en una sola jornada y que pueden superar los 800 si hay algún acontecimiento especial en la capital española que suponga el desplazamiento de otros agentes. También cocinan los menús, les sirve, los cobran y limpian. De hecho, aunque la jefatura tiene contratado personal de limpieza, estos trabajadores no se encargan del restaurante, sino que esta es responsabilidad de los antidisturbios. Yendo más allá, no se hace ningún tipo de revisión sanitaria oficial en estas instalaciones, ya que es un restaurante clandestino: no aparece en las listas del Ayuntamiento sobre inspecciones sanitarias del 2022 y tampoco en años anteriores.

El precio del menú de los policías se encarece en medio de la polémica

Aunque los menús de los trabajadores se hacen en el sótano, no pasa lo mismo con los de sus superiores, de que disfrutan de un menú diario preparado en una oficina acondicionada para convertirla, prácticamente, en una cocina fantasma: cuenta con parrilla de gas y hornos, pero está ubicada en la primera planta del complejo de Mortalaz. Esta oficina reconvertida en cocina no tiene ninguna medida de seguridad, según remarcan desde The Objective, y la ventilación se reduce a unas ventanas que dan en el exterior.

La Dirección General de la Policía ha abierto a los siete policías cocineros una información reservada, el paso anterior a ser investigados y sancionados para robar 3.000 euros de la recaudación del restaurante: las cuentas no cuadras y fuentes policiales lo atribuyen en comidas y fiestas que los mandos policiales celebran desde marzo de 2020 en la jefatura. De momento, sin embargo, el jefe de los antidisturbios, Francisco López Gordo, ha subido el precio del menú de 5 euros en 5,35.