Siete de cada diez casos abiertos por abuso sexual infantil no llegan a juicio por falta de pruebas. La principal causa se debe a las múltiples veces que los niños tienen que repetir su historia, un hecho que provoca variaciones en las explicaciones, según una investigación realizada en Cataluña por la ONG Save the Children.

Para mejorar la gestión de estos casos, Save the Children ha propuesto utilizar al modelo denominado La Casa dels Infants, creado hace años a los Estados Unidos y que centraliza la atención a los niños y niñas víctimas de abuso sexual con un sistema en el cual sólo tienen que explicar su historia una sola vez.

La coordinadora de esta investigación, Emile Rivas, ha explicado que "necesitamos un centro que coordine las notificaciones, una única puerta de entrada," ya que con el sistema actual hay múltiples agentes a los cuales una persona puede dirigirse si tiene conocimiento de un caso de abuso, cosa que genera confusión.

Este modelo propone que los niños y niñas víctimas de un abuso sexual se desplacen una sola vez en una casa donde les hacen una entrevista que se graba, mientras todos los actores involucrados en el caso la ven en circuito cerrado y en caso de que se llegue a juicio, se utiliza esta prueba como evidencia.

El sistema actual

Con el sistema actual, se puede notificar una sospecha de abuso sexual infantil a los Mossos d'Esquadra, a los Servicios Sociales, al sistema de salud o al Departamento de Justicia.

La organización ha presentado el proyecto a la Generalitat. En Cataluña, según la ONG, harían falta cinco casas: dos en Barcelona, una en Lleida, una en Girona y otra en Tarragona.

Save the Children cree que algunos de los problemas principales del modelo actual son el desconocimiento de conceptos como sospecha, detección o notificación, la falta de coordinación entre los agentes que tienen conocimiento del caso, la multiplicidades de los protocolos de actuación o la desconfianza en el sistema judicial.

El nuevo modelo fue implementado por primera vez en los Estados Unidos a la década de los 60 y hace años que lo utilizan en varios países nórdicos como Noruega, Suecia, Islandia o Polonia.