El Hospital de Vall d'Hebron ha instalado el primer ciclotrón de Catalunya, una especie de acelerador de partículas que permitirá producir radiofármacos utilizados en el diagnóstico y tratamiento de varias patologías —especialmente las cancerígenas, cardiacas y neurológicas—. Es el único aparato de este tipo en el país y se pondrá en funcionamiento "dentro de unos meses", según el director de Radiología y Medicina Nuclear del centro, Manel Escobar. Ahora bien, ¿qué es un ciclotrón y cómo mejorará el tratamiento del cáncer?

"El ciclotrón acelera partículas cargadas y las hace chocar con un blanco, para generar una reacción nuclear que produce un radioisótopo, el cual, después se une a un fármaco para producir radiofármacos", explica David Sánchez, especialista Radiofísica Hospitalaria del Servicio de Física y Protección Radiológica del Vall d'Hebron. Es decir, que los radioisótopos son una parte esencial de los radiofármacos, que se utilizan sobre todo en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer, patologías neurológicas o del corazón. Escobar aclara que estos radioisótopos "son especialmente útiles para efectuar pruebas de imagen como el PET (tomografía por emisión de positrones), porque ayudan a ver cómo funcionan los tejidos y los órganos en tiempo real, clave en el diagnóstico precoz del cáncer y de varias enfermedades neurológicas, inflamatorias o del corazón". Actualmente, el principal radiofármaco que se sintetiza en este tipo de equipamientos es el [18F] FDG, uno análogo de la glucosa que ayuda a detectar tumores, su localización y extensión, una vez se ha inyectado.

Radioisótopos, radiofármacos y medicina nuclear

La jefa del Servicio de Medicina Nuclear del hospital, Cristina Gámez, señala que el ciclotrón ayudará a mejorar la accesibilidad a más procedimientos de medicina nuclear y a "desarrollar programas de medicina personalizada para mejorar tanto el diagnóstico como el tratamiento de varias patologías por medio de la medicina nuclear, en especial el cáncer, el alzhéimer y las enfermedades cardiacas". "Queremos garantizar la accesibilidad de todos los ciudadanos a todos aquellos radiofármacos que no siempre es posible comprar o porque su vida ultracorta no permite el transporte", añade.

En resumen, el nuevo equipamiento del Vall d'Hebron permitirá mejorar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer, cardiopatías o enfermedades mentales, además de enfermedades metabólicas minoritarias. Su puesta en marcha también favorece la capacidad de respuesta del hospital a los pacientes, ya que es imposible transportar radiofármacos desde centros externos, a causa de su rápida desintegración. Asimismo, reducirá el coste global de este tipo de fármacos y asegurará el suministro de una gran variedad tanto de radioisótopos como de radiofármacos no comerciales. Es por esto que Gámez considera el ciclotrón "abre una puerta" a la investigación biomédica, a ensayos clínicos y a la creación de radiofármacos de nueva generación. Es decir, que es "la primera piedra de un gran proyecto, que permitirá garantizar la respuesta del sistema público a cualquier necesidad dentro del área de la medicina nuclear".

 

Un aparato a casi cinco metros bajo tierra

Su montaje ha requerido tres días de trabajo por parte de un equipo técnico multidisciplinar de quince personas, y el uso de grúas especiales construidas para la ocasión. El aparato pesa 18 toneladas y se ha instalado en un búnker de 23 metros cuadrados a 4,5 metros bajo tierra, con paredes de más de dos metros de grosor de hormigón en el edificio del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR). Sánchez asegura que se trabaja para que "las radiaciones que se produzcan se utilicen de manera segura y eficaz". El aparato se basa en la teoría del físico de Estados Unidos Ernest Lawrence, que ideó el ciclotrón en 1928 y vio que se podía transformar un elemento químico en otro si se hacían impactar átomos entre ellos.

El modelo de ciclotrón que se ha instalado es un modelo Cyclon Kiube 300 de IBA, que permite la producción de isótopos con blancos sólidos que ahora no se consiguen ni en Catalunya ni en el resto del Estado español, como el Zirconio-89, que actualmente se importa de Ámsterdam. Así, dará servicio a todo el sistema público catalán de medicina nuclear mediante el proyecto Ciclocat, que estará liderado por el Institut Català de la Salut (ICS) y que convertirá el Vall d'Hebron en una "pieza central" en la producción de radiofármacos para la sanidad catalana.