La migraña es el tercer trastorno más prevalente en el mundo, tal y como informa la Migraine Research Foundation, y afecta a más de mil millones de personas. Generalmente, suele aparecer en la pubertad, aunque el grupo más afectado es el de edades comprendidas entre los 35 y los 45 años de edad. También es más frecuente en las mujeres, a las que les afecta el doble que a los hombres debido a cuestiones hormonales.

La causa es la activación de un mecanismo encefálico que conduce a la liberación de sustancias inflamatorias y causantes de dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos de la cabeza. Las personas que la padecen la suelen sufrir durante el resto de su vida, aunque de forma recurrente.  Los ataques producen un dolor de intensidad moderada a severa, de un solo lado de la cabeza o pulsátil y puede durar desde algunas horas hasta 2 o 3 días.

Existen muchos fármacos destinados a tratar sus síntomas, pero existe un tipo de terapia que se ha demostrado muy eficaz porque reduce considerablemente la frecuencia e intensidad de los dolores y mejora la calidad de vida del paciente: la terapia de la luz verde.

Las terapias de exposición a determinados tipos de luz llevan siendo investigadas por la comunidad científica desde hace décadas. Primero se hicieron experimentos con animales para ver cómo reaccionaban sus neuronas del tálamo (el área cerebral encargada de transmitir la información del ojo a la corteza) a los distintos colores.

Entre otras cosas, se observó que la luz verde claro las excitaba mucho menos que la azul. En el caso de las rojas, también excitan más la actividad cerebral. En función de esta capacidad, se pueden emplear las terapias con colores para producir determinados efectos que puedan ayudar en el tratamiento y prevención de enfermedades. Para llevar a cabo la terapia, se expone a los pacientes a la luz concreta y se obtienen los resultados.

Luz verde

La terapia con luz verde ya ha demostrado su eficacia científicamente. De hecho, este estudio llevado a cabo por expertos de la Facultad de Medicina de la Arizona ya evalúa esta posibilidad y los resultados mostraron que, en general, la exposición a la luz verde redujo el número de días de dolor de cabeza por mes alrededor del 60% de media, una cifra muy alta. La mayoría de los participantes del estudio, el 86% de los pacientes con migraña episódica y el 63% de los pacientes con migraña crónica, reportaron una reducción de más del 50% en los días de dolor de cabeza que sufrían cada mes. La migraña episódica se caracteriza por hasta 14 días de dolor de cabeza por mes, mientras que la migraña crónica es de 15 o más días de dolor de cabeza por mes.

Lo más positivo es que se trata de una terapia muy poco invasiva y ha demostrado su eficacia frente a otros tratamientos que se han llevado a cabo hasta ahora, los medicamentos orales o las inyecciones de Botox. Aun así, los expertos reconocen que las migrañas siguen siendo un desafío para la comunidad científica, porque llegan a afectar gravemente a la vida de muchas personas.