La leucemia es un cáncer que afecta a las células productoras de sangre en etapas tempranas. Generalmente, se produce en los glóbulos blancos, pero en otras ocasiones comienza en otras clases de glóbulos. Hay varios tipos de leucemia, que se dividen principalmente en función de si la leucemia es aguda (de crecimiento rápido) o crónica (de crecimiento más lento) y si comienza en las células mieloides o en las células linfoides, ambas procedentes de la médula ósea que diferentes funciones específicas en la respuesta inmunitaria del organismo. En España, los datos del Observatorio del Cáncer de la AECC hablan de 5.839 personas afectadas por leucemia. 

Los síntomas de la leucemia no siempre son obvios, en comparación con otros problemas de salud. Las señales de advertencia son vagas y fácilmente atribuibles a otras patologías, como ocurre con la fatiga, muy común en este tipo de cáncer pero también atribuible a un sinfín de problemas, desde el estrés hasta problemas coronarios u otros tipos de cáncer. Lo mismo ocurre con otros signos, como los sudores nocturnos o la tendencia a presentar hematomas con facilidad. Aun así, es importante prestar atención al organismo y a cómo evolucionan este tipo de síntomas que no son normales porque detectarlo de forma temprana es fundamental. Estos son algunos de los síntomas que se presentan.

Hematomas y sangrado recurrente

La leucemia es un cáncer de la sangre que comienza en la médula ósea, que es donde se producen los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Las personas que tienen leucemia producen demasiados glóbulos blancos. Esta sobreproducción significa que hay menos espacio para los glóbulos rojos (que transportan oxígeno por todo el cuerpo) y las plaquetas (que ayudan a la coagulación de la sangre). Es por eso que el sangrado o los hematomas recurrentes pueden ser un síntoma común de leucemia.

Enfermedades continuas

Cuando una persona presenta cada poco una patología, aunque sea leve, puede ser un signo de leucemia. Se debe a la falta de glóbulos blancos normales y sanos, que provoca una peor respuesta del sistema inmunitario, lo que implica que sea mucho más fácil contraer virus e infecciones bacterianas.

Niño enfermo

Fatiga constante

La fatiga grave puede ser uno de los primeros síntomas de la leucemia. La abundancia de glóbulos blancos y la escasez de glóbulos rojos significa que el organismo puede no estar recibiendo suficiente oxígeno. Con ciertas formas de leucemia, la gran cantidad de glóbulos blancos también puede hacer que la sangre sea más espesa, lo que significa que es más difícil que la sangre fluya a través de los vasos pequeños del cerebro.

Inflamación de los ganglios linfáticos

Si bien la leucemia es principalmente un cáncer de la sangre, también afecta al sistema linfático, una parte importante del sistema inmunológico que ayuda a filtrar la sangre y protege al cuerpo contra organismos invasores. Si la sangre está llena de células cancerosas, esas células pueden acumularse en los ganglios linfáticos del cuello, debajo del brazo y en la ingle, produciendo inflamación.

Fiebres inexplicables y sudores nocturnos

Las personas sanas no tienen fiebre a menos que estén luchando contra una infección. Las fiebres aleatorias, por otro lado, pueden ser un síntoma de leucemia. Eso es porque las células cancerosas producen sustancias que inducen fiebre llamadas pirógenos. La interrupción de la temperatura corporal normal también puede hacer que experimente otro síntoma, la sudoración significativa durante el sueño.