Está extendida la idea de que dormir más produce grandes beneficios: una mayor energía, control emocional y una mejor sensación de bienestar y calidad de vida, que se puede traducir en un mejor rendimiento también en el trabajo. Pero un nuevo estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) ofrece una visión distinta. Según concluyen, dormir más, por sí solo, no es necesariamente suficiente para lograr estos beneficios para la salud.

El estudio se basa en un experimento con de trabajadores en Chennai, India, donde los investigadores estudiaron a un grupo de trabajadores durante sus rutinas diarias normales, y lograron aumentar el sueño de los participantes en aproximadamente media hora por noche, una ganancia sustancial. Y, sin embargo, dormir más por la noche no mejoró la productividad laboral, los ingresos, las opciones financieras, la sensación de bienestar o incluso la presión arterial de las personas.

“Para nuestra sorpresa, estas intervenciones de sueño nocturno no tuvieron ningún efecto positivo en ninguno de los resultados que medimos”, asegura Frank Schilbach, autor de un nuevo artículo que detalla los hallazgos del estudio.

Lo que sí encontraron los investigadores es que las siestas cortas durante el día ayudan a la productividad y al bienestar. Y que los tendían a dormir por la noche en circunstancias difíciles, con muchas interrupciones, sufrían más consecuencias durante el día. Lo que significa que mejorar la calidad del sueño podría ser incluso más importante que aumentar su cantidad total de sueño de bajo grado.

Hombre dormido

El origen del estudio proviene de otra investigación realizada por los expertos en entornos como Chennai, en los cuales observaron que las personas de bajos ingresos tienden a tener dificultades para dormir. “A menudo, hay cuatro o cinco personas durmiendo en la misma habitación, con muchos ruidos, con calor y muchos mosquitos”, explican. Y en estos casos, aumentar las horas de sueño no sirvió para los beneficios que se habían propuesto.

Los expertos equiparon a los residentes de Chennai con actígrafos, dispositivos similares a relojes de pulsera que infieren estados de sueño a partir de movimientos corporales, lo que permitió al equipo estudiar a las personas en sus hogares. Muchos otros estudios del sueño observan a las personas en entornos de laboratorio.

El estudio examinó a 452 personas durante un mes. Los participantes en el estudio también recibieron trabajos de ingreso de datos con horarios flexibles mientras se realizaba el experimento, para que los investigadores pudieran registrar los efectos del sueño en la producción y los ingresos de los trabajadores.

Para llevar a cabo el experimento, agregaron 27 minutos de sueño por noche, teniendo en cuenta que, de media, se despertaban 31 veces por noche. “En contraste con la intervención del sueño nocturno, encontramos evidencia clara de que las siestas mejoran una variedad de resultados, incluida su productividad, su función cognitiva y su bienestar psicológico, así como alguna evidencia sobre los ahorros”, dice Schilbach.