A lo largo de la vida, la situación económica de una persona puede cambiar. Y más allá de las consecuencias que puede tener en su día a día y su salud mental, su salud física también puede verse afectada. Concretamente, su salud cardiovascular.

Así ha quedado patente en un nuevo estudio de título Midlife Wealth Mobility and Long-term Cardiovascular Health realizado en mujeres por investigadores del Brigham and Women's Hospital que examina las asociaciones entre la variación de la riqueza y la salud cardiovascular a largo plazo. Los resultados de la investigación indican que tener menos dinero se asocia con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, mientras que ganar más se asocia con un menor riesgo de eventos cardiovasculares. Los resultados se publican en la revista JAMA Cardiology.

“Los bajos ingresos son un factor de riesgo que puede cambiar dinámicamente a lo largo de la vida de una persona y puede influir en el estado de salud cardiovascular de una persona”, asegura Muthiah Vaduganathan, de la División de Medicina Cardiovascular de Brigham. “Por lo tanto, es una ventana de oportunidad que tenemos para una población en riesgo. Los cambios en la economía de una persona debería ser tenidos en cuenta para el avance de las políticas de salud”.

El estudio utilizó información detallada tanto sobre la vivienda (residencia principal, hipotecas, préstamos hipotecarios y más) como no relacionada con la vivienda (vehículos, negocios, acciones, fondos mutuos, cuentas corrientes y de ahorro, etc.) a través de múltiples entrevistas con 5.579 adultos de 50 años o más sin problemas de salud cardiovascular al inicio del estudio. Se realizó entre enero de 1992 y diciembre de 2016 y se hizo un seguimiento sobre los nuevos diagnósticos que habían recibido en términos de su salud en general. En el caso de los participantes fallecidos, se entrevistó a los familiares más cercanos.

Billetes euroLos ingresos y la riqueza, dos conceptos que se distinguen en el estudio

“Los ingresos y la riqueza, aunque quizás se usan indistintamente de manera informal, en realidad brindan perspectivas diferentes y complementarias”, aseguran los expertos. “Los ingresos reflejan el dinero recibido de forma regular, mientras que la riqueza es más holística, abarcando tanto los activos como las deudas”.

Para los propósitos de este estudio, el aumento de riqueza se definió como un crecimiento de al menos un quinto y, de manera similar, la disminución como un decrecimiento de la misma cantidad. Los participantes que se encontraban en el mismo estatus de riqueza entre las entrevistas se clasificaron como de riqueza estable. En conjunto, un aumento de la riqueza se asoció con la protección contra las enfermedades cardiovasculares y una disminución de la riqueza se asoció con el riesgo cardiovascular.

La disminución de la riqueza se asocia con más estrés, menos conductas saludables y menos tiempo libre, todo lo cual está asociado con una peor salud cardiovascular” afirman los especialistas. "La riqueza y la salud están tan estrechamente integradas que ya no podemos considerarlas separadas”.