Las personas suelen recordar mejor las experiencias traumáticas frente a las felices y, en general, marcan más a lo largo de la vida. Un equipo de investigadores de la Ruhr-Universität Bochum (RUB) ha analizado las razones por las que se produce esta circunstancia y han llegado a una interesante conclusión. Los expertos pusieron a un equipo de personas bajo situaciones estresantes durante las entrevistas de trabajo simuladas y luego registraron su memoria utilizando imágenes de resonancia magnética funcional, analizando su actividad cerebral.

Los resultados han sido publicados por la revista Current Biology y los investigadores tienen diferentes teorías. Los expertos pudieron comprobar, por ejemplo, como una persona recuerda claramente su examen de conducir pero no se acuerda si ese día realizó un otra actividad relajante. Estudios anteriores han llevado a diferentes predicciones sobre cómo los recuerdos de experiencias estresantes difieren de los neutrales: “Había indicios de que bajo estrés, los recuerdos se parecen más entre sí”, explica Anne Bierbrauer, una de las autoras del estudio. Y la investigación actual parece proporcionar evidencia en este sentido.

A diferencia de muchos estudios de laboratorio, los investigadores se propusieron registrar el rastro de memoria de un evento real en sus experimentos, utilizando el llamado Test de Estrés Social de Trier para este propósito. Esta prueba requiere que los participantes hablen frente a un comité de solicitud, todos los cuales tienen una expresión neutral y no dan ningún comentario positivo. La prueba desencadena indefectiblemente estrés en los participantes.

Durante la simulación de la entrevista de trabajo, el comité utilizó varios objetos cotidianos; por ejemplo, uno de los miembros del comité tomó un sorbo de una taza de café. El grupo de control se enfrentó a los mismos objetos, pero los participantes no fueron sometidos a ningún estrés. Un día después, los investigadores mostraron los objetos a los participantes de ambos grupos mientras registraban la actividad cerebral en un escáner de imágenes por resonancia magnética. Los participantes estresados ​​recordaron los objetos mejor que los miembros del grupo de control.

Gráfica del cerebro

Los investigadores analizaron principalmente la actividad cerebral en la amígdala, una región cuyas principales funciones incluyen el aprendizaje emocional. Compararon los rastros neuronales de los objetos que habían sido utilizados por los miembros del comité en la situación de estrés con los de los objetos que no habían sido utilizados. El resultado fue que los rastros de memoria de los objetos que se habían utilizado se parecían más entre sí que los de los objetos que no se habían utilizado. En otras palabras, las representaciones cerebrales de los objetos de las situaciones estresantes estaban estrechamente vinculadas y, por lo tanto, estaban claramente diferenciadas de otras experiencias.

Un día después de la prueba de esfuerzo, los investigadores mostraron a los participantes no solo fotografías de los objetos de la entrevista de trabajo, sino también fotografías de los miembros del comité. Los participantes recordaron principalmente objetos en los que la actividad cerebral era similar a la actividad desencadenada por la presentación de los miembros del comité. “Los miembros del comité desencadenaron el estrés en la situación de la entrevista. En consecuencia, parece que el vínculo entre los objetos y los desencadenantes del estrés fue crucial para la memoria mejorada”, concluyen.