Cualquier adulto que haya repartido unas golosinas entre un grupo de niños o haya asistido a cómo reaccionan a un trozo de tarta en la celebración de un cumpleaños, habrá podido comprobar cómo los pequeños se muestran repentinamente más efusivos y alterados. De hecho, siempre se dice que el azúcar en cantidades mayores a las habituales, afecta a los niños hasta volverlos hiperactivos incluso.

Pero, ¿existe un respaldo científico a afirmaciones como la anterior u otras similares? ¿Realmente al azúcar es un alimento capaz de transformar a un niño en alguien hiperactivo?

Investigación

A mediados de la década de los 90, la revista JAMA publicó un metanálisis que estudiaba los resultados de varios experimentos recogidos en 16 artículos científicos. Los autores del metanálisis solamente se fijaron en estudios ciegos y que hubieran utilizado un placebo. Es decir, que ni los adultos ni los niños que participaron en las pruebas científicas sabían quién había recibido placebo y quién azúcar.  

Bebé tarta

Una vez analizados los datos, los científicos afirmaron haber encontrado en los distintos estudios que el azúcar no afecta ni al comportamiento ni al rendimiento cognitivo de los niños. Eso sí, no negaron que pudiera darse lo que denominaron como “un pequeño efecto”, aunque añadieron que para afirmarlo eran necesarios estudios más ambiciosos en cuanto al número de niños se refiere. En todo caso, no fueron capaces de percibir el efecto tan grande al que se suelen referir muchos padres.

¿Hay niños más sensibles al azúcar?

Para probar qué había de cierto en eso que repiten tantos padres de que a su hijo le afecta especialmente el azúcar, dos grupos de niños. El primer grupo lo integraron 25 niños de 3 a 5 años. El segundo, 23 niños de 6 a 10 años, con la particularidad de que sus padres los habían descrito como sensibles al azúcar.

Cada familia siguió tres dietas experimentales de una duración de 3 semanas cada una. Una dieta era rico en sacarosa y sin edulcorantes artificiales. La siguiente, baja en sacarosa, pero con aspartamo como edulcorante. Y la última, baja en sacarosa, pero con sacarina, un placebo, como edulcorante. El estudio incluyó aspartamo porque también se había considerado una posible causa de hiperactividad y otros problemas de comportamiento en los niños.

Las tres dietas estaban libres de colorantes artificiales, aditivos y conservantes. Cada semana, los científicos evaluaron el comportamiento y el rendimiento cognitivo de los niños. Después del análisis, los autores concluyeron que para los niños descritos como sensibles al azúcar, no hubo diferencias significativas entre las tres dietas en ninguna de las 39 variables conductuales y cognitivas. Para los niños en edad preescolar, solo 4 de las 31 medidas diferían significativamente entre las tres dietas, y no hubo un patrón consistente en las diferencias que se observaron.

El año 2017 se publicó un estudio que investigó el impacto del consumo de azúcar en el sueño y el comportamiento de casi 300 niños de 8 a 12 años. Los científicos recopilaron información de cuestionarios de frecuencia de alimentos y cuestionarios demográficos, de sueño y de comportamiento. Un 81% de los niños consumió más de la ingesta diaria recomendada de azúcar.

Niños helado

Aun así, los investigadores concluyeron que el consumo total de azúcar no estaba relacionado con problemas de comportamiento o de sueño, ni afectó la relación entre estas variables.

Así pues, tomando los resultados de los distintos estudios, parece claro que si el azúcar impacta en algo en la hiperactividad, el efecto no es destacable y no se extiende a la mayoría de los niños.