Hombre de mediana edad, con problemas de sobrepeso u obesidad y vida sedentaria. Este es el perfil tipo de las personas que padecen una hernia discal, una dolencia que se produce cuando una parte del disco intervertebral se desplaza, comprime la médula o la raíz nerviosa, provocando un intenso dolor. Y no sólo eso. Además, puede provocar hormigueos, alteración de la sensibilidad, falta de fuerza… en algunos casos resulta incapacitante y es necesario la intervención quirúrgica.

Para entender cómo se produce, hay que saber que la columna vertebral consta de 26 huesos llamados vértebras. Entre cada vértebra existen una especie de  almohadillas a las que se denomina discos, que ayudan a mantener las vértebras en su lugar y actúan como amortiguadores. 

La parte central, el núcleo pulposo, es la que se desliza a través de una grieta en la pared del disco cuando se produce la hernia discal, generalmente en la zona lumbar, aunque también puede ocurrir en el cuello. Cuando se produce libera sustancias químicas que irritan los nervios y causan el dolor significativo. También se puede producir cuando el disco prolapsa y provoca una compresión. Generalmente tiene lugar debido al desgaste gradual y el uso excesivo como resultado de un movimiento repetido a lo largo del tiempo. Por eso, a menudo ocurre cuando se levantan objetos sin doblar la rodilla o después de girar mientras se levanta un objeto pesado.

Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, esta patología suele tener una prevalencia mayor personas que ejercen profesiones sedentarias, por ejemplo, en conductores que están siempre sentados o personas que realizan una actividad repetitiva que incluya subir peso. Y, en un 65% de los casos, en los hombres frente a las mujeres. De hecho, los factores de riesgo son la inactividad física y los kilos de más, el tabaco, y se sabe también que las causas genéticas, aunque todavía es necesaria más investigación al respecto.

Los mejores consejos para su prevención son los siguientes:

Llevar una alimentación saludable y evitar el sobrepeso y la obesidad

La mejor idea, seguir el método del plato de la Universidad de Harvard, una guía científica para comer bien.

Aprender posturas correctas en el día a día

Por ejemplo, a la hora de estar de pie, hay que procurar estar erguido –incluida la cabeza–, mantener los hombros atrás, evitar que sobresalga el estómago, dejar los brazos colgar de forma natural a cada lado del cuerpo y tener los pies separados a la altura de los hombros. Cuando se está sentado, se debe mantener también una posición erguida, apoyando los dos pies en el suelo y con las rodillas flexionadas en un ángulo de 90 grados. La pantalla del ordenador se debe colocar a la altura de la vista. Así se evitará adoptar una postura natural que evite esfuerzos al cuello y la columna vertebral. 

Evitar cargar pesos excesivos

En la medida de lo posible hay que evitar sobreesfuerzos. Pero si se ha de levantar peso, se debe extremar la precaución. Siempre es aconsejable flexionar las rodillas y no la espalda y no realizar giros bruscos con la columna.

Practicar deporte moderado y dormir bien

Andar, nadar, hacer bicicleta. Sin grandes excesos y estirando bien los músculos después. La OMS recomienda como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas. La actividad aeróbica se practicará en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.

En el caso de padecer una hernia de disco, la mejor forma de cuidar la espalda y llevar una vida lo más normal posible es, en primer lugar, acudir al especialista para que determine qué tipo de hernia es en función de un diagnóstico exacto por imagen. Una vez establecido, se deben llevar a cabo una serie de pautas que incluyan visitas a un fisioterapia de forma frecuente para realizar un seguimiento de la misma. Además, estos profesionales tienen técnicas como los estiramientos, manipulaciones o terapias manuales que mejoran los síntomas.

También se puede practicar ejercicio de forma moderada, bien sea nadar o andar u otro tipo de disciplinas como el yoga o el pilates cuyos ejercicios se pueden adaptar para evitar problemas. En las fases de dolor agudo, se debe guardar reposo y tomar medicación.

Lo normal es que la hernia remita y al poco tiempo se pueda llevar una vida normal, pero en algunos casos es necesario llevar a cabo una cirugía: cuando produce inmovilidad de algún miembro, el dolor es muy insoportable o se produce el llamado síndrome de cola caballo, cuando la hernia es muy grande y comprime todas las raíces nerviosas. La operación consiste en una cirugía menor en la que se extrae la hernia. Pero tiene que ser en casos que así lo requieran, porque es una operación compleja y en un 5% de los casos puede producir complicaciones.