Por qué el entrenamiento funcional está arrasando en los gimnasios de todo el mundo

Después de la moda del CrossFit llega un nuevo tipo de ejercicio físico que está haciendo furor en el mundo del fitness internacional: el entrenamiento funcional. Se trata de un tipo de actividad física que, mediante movimientos naturales como los que hacemos en el día a día y fortaleciendo el core (o zona muscular que envuelve el centro de gravedad del cuerpo) y la zona abdominal, potencia la resistencia de los músculos y el sistema cardiovascular.

En realidad, no es nuevo pero en los últimos tiempos está adquiriendo cada vez más relevancia en todo el mundo. Los expertos sitúan su origen en una serie de ejercicios desarrollados en Rusia en los años 20 que simulaban los movimientos naturales del cuerpo. Pero fue en Estados Unidos en los años 80 cuando fueron sistematizados por el prestigioso entrenador Michael Boyle, que los utilizó para preparar físicamente a deportistas de élite como los jugadores del equipo de béisbol de los Red Sox de Boston y la selección norteamericana de hockey hielo. También es un tipo de entrenamiento que se ha utilizado mucho en el ámbito médico para llevar a cabo programas de rehabilitación.

Mediante el reforzamiento del abdomen como punto de equilibrio, el entrenamiento funcional involucra a todas las partes del cuerpo imitando movimientos cotidianos como subir y bajar escaleras con bolsas en las manos, elevar objetos no muy pesados por encima de la cabeza, doblar rodillas para agacharse, recoger objetos del suelo…, en definitiva, acciones habituales que se pueden mejorar mediante un mejor comportamiento postural. Los ejercicios que se basan en esta disciplina hacen uso de combas, pesas, steps, gomas elásticas, chaquetas con peso, pelotas, barras o discos y siempre con intervalos cortos de alta intensidad y mediante circuitos en los que se salta, se hacen sentadillas, se levantan pesas o se estira la musculatura por poner algunos ejemplos.

Para fortalecer el core, la actividad física debe realizarse con el abdomen contraído y llevando el ombligo hacia la espalda. La respiración también es importante, debiendo practicar inhalaciones profundas y exhalaciones de hasta diez segundos.  

Los beneficios de esta práctica son muchos, aunque destaca la prevención de lesiones en las actividades que desempeñamos en el día a día. Pero también se registran mejoras en la coordinación, el equilibrio, la corrección postural, el dolor de espalda y también, como ocurre con otros tipos de ejercicio físico, la mejora del estado de ánimo.