Lo que estamos viviendo con la pandemia de la Covid-19 no es algo extraordinario. A lo largo de la historia ha habido otras crisis sanitarias que han tenido repercusiones importantes en la vida de las personas. Y no solo eso, sino también en su genética.

Un equipo de científicos ha examinado los restos de 36 víctimas de la peste bubónica de una fosa común del siglo XVI en Alemania y ha encontrado la primera evidencia de que los procesos evolutivos adaptativos, impulsados ​​por la enfermedad, podrían haber conferido inmunidad a generaciones posteriores de personas de la región.

“Encontramos que los marcadores inmunes innatos aumentaron en frecuencia en las personas modernas de la ciudad en comparación con las víctimas de la peste”, asegura uno de los autores del estudio, Paul Norman, Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado. “Esto sugiere que estos marcadores podrían haber evolucionado para resistir la plaga”.

¿Quiere decir que esto que la pandemia que estamos atravesando puede modificar nuestra genética para hacer nuestro organismo más resistente al SARS-CoV-2? Lo cierto es que todavía es pronto para saberlo, pero este estudio da una pista.

La investigación lleva el título de Analysis of genomic DNA from medieval plague victims suggests long-term effect of Yersinia pestis on human immunity genes (El análisis del ADN genómico de las víctimas de la peste medieval sugiere un efecto a largo plazo de Yersinia pestis en los genes de inmunidad humana) y ha sido realizada junto con el Instituto Max Planck en Alemania y publicada en la revista Molecular Biology and Evolution.

Vacunación

La investigación ha estudiado la peste bubónica para tratar de encontrar similitudes con la Covid-19

Los científicos recogieron muestras de ADN de los huesos del oído interno de individuos en una fosa común en la ciudad de Ellwangen, en el sur de Alemania, que experimentó brotes de peste bubónica en los siglos XVI y XVII. Luego tomaron muestras de ADN de 50 residentes actuales del pueblo. Compararon sus espectros de frecuencia, la distribución de variantes genéticas en una muestra determinada, para un gran panel de genes relacionados con la inmunidad.

Entre los habitantes actuales, el equipo encontró evidencia de que un patógeno, probablemente Yersinia pestis, que causa la peste bubónica, provocó cambios en los genes de estas personas, que ayudan a iniciar y dirigir la respuesta inmune a la infección. “Creemos que estos cambios de frecuencia podrían haber resultado de la exposición a la plaga de Yersinia pestis durante el siglo XVI”, asegura Norman.

Los hallazgos son la primera evidencia de que los procesos evolutivos, impulsados ​​por Yersinia pestis, pueden haber estado dando forma a ciertos genes relevantes para la inmunidad humana en Ellwangen y posiblemente en toda Europa durante generaciones. Y dado que la plaga atormentó a Europa durante casi 5.000 años, el estudio sugiere que estos genes de inmunidad pueden haber sido preseleccionados en la población hace mucho tiempo, pero recientemente se seleccionaron a través de eventos epidémicos.

“Aunque la letalidad de la plaga es muy alta sin tratamiento, es probable que individuos específicos estén protegidos o sean más susceptibles a enfermedades graves a través del polimorfismo en los determinantes de la inmunidad natural”, dijo el estudio. “En este caso, cualquier cambio en las frecuencias alélicas que ocurriera durante una crisis epidémica determinada podría ser evidente como adaptación genética y detectable en individuos de hoy en día”.