El estrés al que han sido sometidas las familias durante la pandemia de la Covid-19, debido entre otros aspectos al confinamiento y la restricción de movimientos, ha pasado factura a todos los niveles, incluida la alimentación de los niños. Así ha quedado de manifiesto en un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Educación de la Universidad de Houston.

Cuando se decretó el confinamiento en una larga lista de países y tanto el trabajo como la escuela comenzaron a realizarse de forma virtual, muchos padres de repente tuvieron que hacer frente a una situación inédita, adoptando múltiples roles y teniendo que ejercer de profesores, trabajadores y cuidadores. Todas estas responsabilidades han afectado a la salud mental de muchos progenitores, como han demostrado los estudios y todo esto se ha visto reflejado en la alimentación familiar.

Investigaciones anteriores han demostrado que se sabe que el estrés en general tiene un impacto negativo en las interacciones de alimentación entre padres e hijos, pero los nuevos hallazgos publicados en la revista Current Psychology revelan que Covid-19 ha magnificado el problema.

Sin pretender volcar aún más responsabilidad sobre unos padres abrumados por la situación vivida en el último año y medio, los expertos reconocen en la investigación que los padres no han tenido ni el “tiempo, ni la energía o la capacidad emocional para fomentar conductas de alimentación óptimas y las familias han recurrido a conductas de alimentación inadaptadas, como usar la comida como recompensa o castigo”, asegura Leslie Frankel, autor principal del estudio y experto en relaciones padres-hijos.

Niño come tartaPara llevar a cabo el estudio, los expertos encuestaron a 119 madres y padres de niños de dos a siete años entre abril y junio de 2020. Analizaron dos tipos diferentes de estrés parental relacionado con Covid y encontraron que el estrés resultante de la incertidumbre sobre el trabajo y la seguridad financiera se asociaba con angustia psicológica, mientras que las preocupaciones sobre la seguridad y la estabilidad de la familia generaban ansiedad. Las madres encuestadas dieron cuenta de experimentar niveles más altos de estrés y ansiedad en comparación con los padres que participaron en el estudio.

Con esta investigación se demuestra claramente que el estrés tiene un impacto muy grande en la vida de las familias, que los niños han sido uno de los grandes perjudicados por la pandemia y que los padres todavía se sienten abrumados por lo que ha sucedido y experimentan síntomas de depresión y ansiedad, según los expertos.

Para garantizar que los niños optimicen sus hábitos alimenticios en caso de otra emergencia de salud pública o desastre natural, el equipo de investigación dice que los responsables políticos o las organizaciones sin fines de lucro interesadas en mejorar los resultados para los niños y los padres deben proporcionar sistemas de apoyo para ayudar a los padres a manejar este estrés.