Vivimos en una época de verdadera obsesión por lo saludable, lo cual puede convertirse en algo patológico para muchas personas. Es lo que ocurre con un nuevo trastorno al que los expertos denominan como ortosomnia, que viene a ser una obsesión por dormir bien y monitorizar el sueño de forma compulsiva para asegurarse que se ha producido el mejor descanso durante la noche.

Los pacientes que lo padecen registran de manera compulsiva sus datos de sueño con las pulseras y relojes inteligentes y los analizan a diario para asegurarse de que su sueño ha sido como marcan los cánones. El problema es que, en algunos casos, lo único que se logra es que la ansiedad por dormir bien acabe derivando en un problema psicológico que requiere la ayuda de un especialista.

Actividad

Un ejemplo de esto es el de las personas que sufren insomnio y comienzan a registrar sus patrones de sueño. Generalmente, como están durmiendo mal, aquellos que sufren esta patología tienden a pasar más tiempo en la cama tratando de dormir. Luego asocian la cama con estar despierto, lo que les genera ansiedad y preocupación excesiva por no poder dormir lo suficiente que, a su vez, les impide conciliar el sueño.

Pues bien, cuando se utiliza la pulsera inteligente, esta ansiedad crece de manera preocupante, tal como señalan los expertos. De esta manera, una tecnología que, en principio, lo que tendría que servir es para asegurarse de que se está durmiendo bien y que el sueño es reparador, acaba produciendo el efecto contrario.

Pero no solo eso. Los profesionales del sueño también están preocupados por la precisión de los dispositivos portátiles con funciones de seguimiento del descanso nocturno. Muchas de estas aplicaciones no solo miden la cantidad de horas que estás en la cama, sino que también ofrecen informes sobre qué fases del sueño se han atravesado (como la fase de movimiento rápido de los ojos o REM y el sueño de onda lenta).

Se trata de etapas que se caracterizan por patrones de ondas cerebrales y patrones de movimiento ocular muy específicos, que generalmente se miden en los hospitales con unos muy especializados que controlan las ondas cerebrales. Pero las pulseras y relojes o incluso las aplicaciones de móvil que ofrecen estos servicios, estiman las etapas del sueño siguiendo solo el ritmo cardíaco y el movimiento. Es decir, no tienen la misma fiabilidad que las que son utilizadas por los profesionales. De hecho, en un estudio de 2017  publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine, ya se concluía que estos dispositivos no son muy precisos a la hora de detectar ciclos de sueño.

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No se trata de demonizar estas herramientas, porque pueden ser útiles para otros aspectos, como medir las horas totales de sueño. Pero en el caso de que exista un insomnio previo o que llegue a convertirse en una obsesión, es necesario acudir a un especialista. Los trastornos del sueño son algo serio y causan importantes perjuicios para la salud, por lo que debe ser un profesional el que prescriba un tratamiento y haga el seguimiento.

En cualquier caso, los expertos recuerdan que el mejor consejo para dormir bien es seguir una rutina a diario antes de irse a la cama, no realizar una cena copiosa, asegurarse un buen colchón y dormir con las luces apagadas y realizar algún tipo de actividad relajante antes de comenzar el sueño.