Cenar tarde puede provocar aumento de peso y niveles altos de azúcar en la sangre, independientemente de las calorías que se ingieran. Un dato muy clarificador: cenar a las 10 de la noche en lugar de a las seis, hora normal de cena en muchos países de la Unión Europea, afecta a la glucosa en la sangre y a la capacidad de quemar grasa por parte de nuestro organismo.

Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad Johns Hopkins que ha concluido que las personas que cenaron tarde tenían unos niveles de azúcar de casi un 20 por ciento más altos y la quema de grasa se redujo en un 10 por ciento, en comparación con los que cenaron antes. La investigación ha sido publicada en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society.

Cena tardía

La investigación

 

En ella participaron 20 voluntarios sanos (10 hombres y 10 mujeres) para descubrir cómo sus cuerpos metabolizaban la cena a las diez de la noche. en lugar de las seis de la tarde. Todos los participantes del estudio se fueron a dormir a la misma hora: a las once. Mediante registros de actividad, se tomaron muestras de sangre, se sometieron a estudios de sueño y escaneos de grasa corporal, y tomaron alimentos que contenían marcadores no radioactivos para medir el metabolismo de las grasas. Todos estos marcadores confirmaron que las personas que cenaban más tarde veían alterado su metabolismo.

Además, los expertos creen que los efectos que han visto en voluntarios sanos podrían ser más pronunciados en personas con obesidad o diabetes, que ya tienen un metabolismo de la glucosa más complicado. Una de las partes más interesantes de este estudio es que los investigadores descubrieron que no todos reaccionan a las comidas tardías de la misma manera. Las personas que son noctámbulas no se vieron tan afectadas por el cambio de hora en su comida.

Por lo tanto, los científicos creen existen razones biológicas que explican cómo la sincronización de los alimentos puede afectar la forma en que su cuerpo trata a calorías que ingiere. El estudio sirve de recordatorio de un hecho importante: seguir una serie de hábitos alimenticios que aborden no solo factores tradicionales como el contenido y el tamaño de las comidas, sino también el horario de las mismas, puede influir en el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas en el futuro.

Cena sana

En muchos casos, la cena es, con mucho, la comida más calórica del día para los adultos que debido a las cargas laborales y personales, suelen desayunar y comer más deprisa y en menor cantidad. Por eso, los expertos recomiendan tomar alimentos ricos en proteínas, como un yogur griego con nueces al final de la tarde para que se reduzca un poco el apetito y si se tiene que comer más tarde de lo previsto, se pueda hacer en menor cantidad.

Para la cena, es mejor tomar algo de verdura con una porción pequeña de proteínas, como pollo, huevos o incluso leche. De esta forma, si no hay más remedio, por lo menos tomaremos una cena más ligera.