Los hijos de madres con depresión tienen un riesgo tres veces mayor de desarrollarla ellos también. Así ha quedado demostrado en un estudio que aparece en la revista Biological Psychiatry: Cognitive Neuroscience and Neuroimaging, cuyo objetivo es comprender los fundamentos neuronales del riesgo de padecer este trastorno.

Los expertos habían demostrado que en niños de tan solo seis años ya existía un procesamiento cerebral alterado en lo que tiene que ver con la recompensa, pero no se sabía si tenía que ver con antecedentes maternos de depresión o si dependía más de factores sociales.

Los investigadores han podido demostrar que la depresión en adultos se relaciona con cambios en la actividad cerebral, particularmente en un área del cerebro llamada estriado ventral, que está asociada con la motivación, el placer y los comportamientos dirigidos a objetivos. De manera similar, varios estudios han demostrado que las respuestas del cuerpo estriado a las experiencias gratificantes se debilitan en los hijos adolescentes de padres deprimidos, lo que predice el desarrollo posterior de la depresión. Sin embargo, un trabajo más reciente muestra que estos cambios cerebrales pueden surgir mucho antes de la adolescencia, cuando el riesgo de depresión suele aumentar.

Los autores principales del estudio, de la Universidad de Pittsburgh en Pensilvania, realizaron un seguimiento de 49 niños de 6 a 8 años sin antecedentes de enfermedad psiquiátrica. La mitad de las madres de los niños tenían antecedentes de depresión clínica y la otra mitad no tenía antecedentes psiquiátricos. Para medir la actividad cerebral relacionada con la recompensa, los niños jugaron un videojuego en el que adivinaron cuál de las dos puertas contenía una ficha oculta mientras se sometían a imágenes de resonancia magnética funcional.

Mujer que sufre depresión
Mujer que sufre depresión

La depresión puede alterar la capacidad de los padres para la socialización emocional, un proceso mediante el cual los niños aprenden de las reacciones de sus padres a sus respuestas emocionales. Las respuestas positivas de socialización incluyen el reconocimiento, la imitación y la elaboración, mientras que las respuestas negativas o emocionalmente negativas de los padres pueden ser despectivas, invalidantes o castigadoras.

Las madres que participaron en el estudio completaron un extenso cuestionario diseñado para medir la socialización emocional de los padres presentando una docena de viñetas situacionales de demostraciones de emociones positivas de los niños y recopilando las reacciones de los padres ante ellas.

Sorprendentemente, los niños con antecedentes maternos de depresión tenían más probabilidades de tener una actividad cerebral reducida relacionada con la recompensa en el estriado ventral, pero solo si sus madres presentaban respuestas negativas a las emociones positivas de sus hijos. Es decir, no sólo influye la depresión de las madres, sino el comportamiento de crianza de las madres a la hora de reconocer la capacidad de identificar las emociones positivas de sus hijos.