Los niños que tienen unos hábitos de alimentación más saludables, lo que significa que toman una generosa ingesta de verduras y frutas diariamente, tienen un mejor bienestar mental. Así queda de manifiesto en una nueva investigación de la Universidad de East Anglia que se centra en particular en los alumnos de secundaria. La conclusión es que aquellos que toman cinco o más porciones de frutas y verduras al día tienen las puntuaciones más altas en bienestar mental.

La investigadora principal, la profesora Ailsa Welch, de la Facultad de Medicina de Norwich asegura que, teniendo en cuenta que el bienestar mental es un problema importante para los niños y jóvenes a día de hoy y que les supondrá una serie de consecuencias negativas a largo plazo, debe ser un tema a considerar de manera urgente.

Existe un creciente reconocimiento de la importancia de la salud mental y el bienestar en los primeros años de vida, sobre todo porque los problemas de salud mental persisten hasta la edad adulta. Si bien se comprenden bien los vínculos entre la nutrición y la salud física, hasta hora no se sabía mucho sobre si la nutrición desempeña un papel en el bienestar emocional de los niños. Por eso decidieron investigar al respecto.

Madre hijo comiendo

El equipo de experto analizo datos de casi 9.000 niños de 50 escuelas de Norfolk (7.570 de secundaria y 1.253 de primaria). Los participantes tenían que informar acerca de sus elecciones dietéticas y participar en ejercicios de bienestar mental apropiados para su edad, con temas relacionados con su alegría, relajación y buenas relaciones interpersonales.

En términos de nutrición, encontraron que solo alrededor de una cuarta parte de los niños de la escuela secundaria y el 28% de los niños de la escuela primaria comían las frutas y verduras recomendadas, es decir, cinco porciones al día. Y uno de cada diez los niños apenas las incluían en su dieta. Más de uno de cada cinco niños de secundaria y uno de cada 10 niños de primaria no desayunaba. Y más de uno de cada 10 niños de secundaria no comía.

El equipo analizó la asociación entre los factores nutricionales y el bienestar mental y tuvo en cuenta otros factores que podrían tener un impacto, como las experiencias adversas de la infancia y las situaciones en el hogar.

En general, en todos los niños comer bien estaba asociado con un mejor bienestar mental. Pero en los alumnos de la escuela secundaria en particular, había un vínculo muy fuerte entre ambos. Los niños que tomaron un desayuno tradicional experimentaron un mejor bienestar que aquellos que solo tomaron un refrigerio o una bebida. Pero los niños de la escuela secundaria que tomaron bebidas energéticas para el desayuno tuvieron puntuaciones de bienestar mental particularmente bajos, incluso más bajos que los niños que no desayunaron en absoluto.