El epidemiólogo Oriol Mitjà asegura que se basa en datos e informes para pedir que los contagiados por coronavirus no vayan a votar presencialmente el próximo 14 de febrero. En una entrevista en Aquí Cuní de Ser Catalunya, ha puesto el matiz en "no impedir ir a votar, sino buscar otros mecanismos que no requieran de una presencialidad de los positivos que contagien".

Mitjà continúa muy crítico con el Govern actual y recuerda que la alternativa del voto por correo tiene una limitación, ya que "se tiene que pedir antes del 5 de febrero". Y cuando habla de estudios, se refiere a los datos que ha observado sobre las últimas elecciones en los Estados Unidos, donde se ha comprobado que "muchos miembros de la mesa acabaron infectados". Los americanos marcaron, un día después de las elecciones, un récord de contagios con 102.591 positivos nuevos, y los hospitales de varios estados informaron del aumento de pacientes.

Y otro punto de referencia: las elecciones, también en tiempo de pandemia, en el País Vasco y Galicia: "Allí se determinó que los positivos no podían ir a votar, ahora no porque no hay un estado de alarma decretado, pero, en cambio, la situación epidémica es peor". En total, 75 países y territorios de todo el mundo han decidido aplazar las elecciones nacionales y subnacionales a causa de la pandemia, de los cuales 40 han decidido aplazar las elecciones nacionales y los referéndums. En cambio, 105 países y territorios han decidido celebrar elecciones nacionales o subnacionales.

Mensaje de alarma

Hay que recordar que en el mes de julio no se vivía una ola tan fuerte como esta. Por todo ello, el epidemiólogo pide tomar "medidas preventivas iguales a entonces o todavía mayores". Mitjà hace un aviso muy serio: "Con mucha seguridad, un miembro de la mesa se puede contagiar y en algunos casos pueden desarrollar complicaciones hasta el punto de poner en riesgo su vida, es tan sencillo como utilizar el sentido común".

Además, explica qué momentos son los más álgidos de propagación: "Se pueden contagiar por gotas grandes, las mismas que pueden caer a los sobres. Por mucho que el miembro de la mesa se ponga un EPI, se lo puede sacar mal y, con mucha seguridad, empezar a diseminar el virus a través de las manos". Por otra parte, Mitjà considera que el protocolo marcado es "poco efectivo e incorrecto" porque "da por supuesto que una persona que vota es poco contagiosa y una EPI es efectiva, dos razonamientos del todo incorrectos". Además, el epidemiólogo asegura que no conoce el detalle judicial pero recuerda que en los informes previos de los jueces, ya "determinaban que los contagiados no votarían".