El baloncesto es uno de los deportes más populares y practicados en todo el mundo. Su ritmo rápido, la espectacularidad de los saltos y las jugadas, el contacto físico y la exigencia técnica lo convierten en una disciplina fascinante, pero también es un deporte que, por su propia naturaleza, conlleva un elevado riesgo de lesiones.
Tanto si eres jugador aficionado como profesional, entender qué lesiones son más frecuentes, por qué ocurren, cómo pueden prevenirse y cómo se tratan es esencial para disfrutar del juego de manera segura. Por ello, a continuación, te aclaramos de la mano del Dr. Gonzalo Samitier, cirujano ortopédico especialista en lesiones deportivas del Hospital Quirónsalud Badalona (proveedor médico oficial del Joventut de Badalona), todas estas cuestiones.

Las lesiones más frecuentes en el baloncesto
El tipo de lesiones que se producen en el baloncesto es muy variado, pero hay algunas que destacan por su alta prevalencia. Entre ellas, la más común es el esguince de tobillo. Esta lesión se produce habitualmente durante los aterrizajes tras un salto, sobre todo cuando un jugador cae sobre el pie de otro, o al realizar cambios de dirección muy bruscos. "Estos movimientos pueden forzar el tobillo hacia fuera o hacia dentro, lesionando los ligamentos que lo estabilizan", señala el Dr. Samitier.
El esguince de tobillo es, con diferencia, la lesión más común en el baloncesto
Otro grupo importante de lesiones son las musculares. Las distensiones y roturas, especialmente en músculos de las piernas como los isquiotibiales, los gemelos o el cuádriceps, son habituales. "Estas se deben muchas veces a sobrecargas o a esfuerzos explosivos sin una preparación muscular adecuada", indica.
Las lesiones de rodilla también son frecuentes y preocupantes. "Dentro de ellas, la rotura del ligamento cruzado anterior es una de las más graves y temidas, ya que requiere cirugía y un largo proceso de rehabilitación. También son habituales las lesiones de menisco, por los giros repetidos y el impacto constante", explica.

Otras lesiones frecuentes incluyen las tendinopatías, como la del tendón rotuliano, muy característica en deportes de salto, y la del tendón de Aquiles. "Estas se desarrollan progresivamente por sobreuso y pueden cronificarse si no se tratan a tiempo", advierte. También pueden aparecer fracturas por estrés, especialmente en el quinto metatarsiano, y problemas en la espalda baja, sobre todo en jugadores de mayor estatura que cargan con mayores exigencias posturales.
Factores de riesgo: ¿qué tipo de jugador/a es el más afectado?
Aunque todos los jugadores están expuestos a sufrir lesiones, hay algunos factores que aumentan el riesgo. Uno de ellos es la posición en el campo. Los bases, por ejemplo, están en constante movimiento y requieren una gran agilidad, por lo que suelen sufrir más esguinces de tobillo y sobrecargas musculares. Los aleros combinan velocidad y fuerza, lo que les expone a lesiones tanto musculares como articulares. Los pívots, por su parte, suelen ser los más altos y pesados, y están más expuestos a lesiones de rodilla y de espalda por las exigencias de su rol en la zona interior.
El sexo del jugador también influye. Diversos estudios han demostrado que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir rotura del ligamento cruzado anterior. Esto se debe a factores anatómicos (como un mayor valgo fisiológico de las rodillas), hormonales (el ciclo menstrual puede afectar a la laxitud de los ligamentos) y biomecánicos (menor activación muscular protectora en ciertos movimientos). Además, las mujeres suelen presentar una mayor laxitud articular, lo que también puede contribuir al riesgo de inestabilidad.
Las mujeres presentan mayor laxitud articular y riesgo de rotura del ligamento cruzado anterior
La edad es otro factor importante. Los jugadores jóvenes suelen recuperarse más rápidamente de las lesiones, mientras que los veteranos están más expuestos a lesiones crónicas, roturas tendinosas, tendinopatías y problemas degenerativos en las articulaciones, por el desgaste acumulado.
Prevención: la clave para mantenerse en la cancha
Aunque el riesgo de lesión nunca desaparece del todo, existen muchas estrategias eficaces para prevenirlas. Una de las más importantes es realizar un calentamiento adecuado antes de cada sesión de entrenamiento o partido. Este debe incluir movilidad articular, activación muscular progresiva y ejercicios específicos de estabilización.
Una buena preparación física y técnica puede reducir notablemente el riesgo de lesiones
Además, es fundamental incluir en la rutina de entrenamiento ejercicios de fuerza, especialmente para el tren inferior, y trabajo propioceptivo. Mejorar la fuerza y la coordinación de los músculos estabilizadores del tobillo, la rodilla y la cadera ayuda a reducir drásticamente el riesgo de lesiones.

El descanso también es esencial. "Dormir bien y respetar los tiempos de recuperación entre esfuerzos intensos permite al cuerpo regenerar tejidos y mantener su capacidad funcional. Una alimentación equilibrada y una hidratación adecuada completan el enfoque preventivo", remarca.
También es importante prestar atención a las señales del cuerpo. El dolor persistente, la fatiga excesiva o la sensación de inestabilidad deben tomarse en serio. Parar a tiempo puede evitar una lesión mayor. Además, el uso de un calzado apropiado, con buena amortiguación y sujeción del tobillo, puede marcar la diferencia en la prevención de lesiones articulares.
Cómo tratar las lesiones más frecuentes
Cuando la prevención no es suficiente y se produce la tan temida lesión; el tratamiento dependerá de su gravedad y del tipo de tejido afectado. "En el caso de lesiones leves, como esguinces de tobillo o distensiones musculares, el abordaje suele ser conservador: reposo relativo, fisioterapia, crioterapia (aplicación de hielo), vendajes funcionales y una progresiva vuelta a la actividad", comenta el Dr. Samitier.
No todas las lesiones requieren cirugía, pero todas necesitan atención profesional y rehabilitación
Las lesiones más graves, como la rotura del ligamento cruzado anterior o algunas fracturas por estrés, requieren tratamiento quirúrgico. Hoy en día, estas intervenciones se realizan en la mayoría de los casos mediante cirugía mínimamente invasiva (artroscopia), lo que permite una recuperación más rápida y segura. "La rehabilitación es fundamental tras la cirugía, y puede durar varios meses, especialmente en el caso del ligamento cruzado anterior", subraya el Dr. Samitier.

Las tendinopatías y lesiones por sobreuso suelen tratarse con fisioterapia, ejercicios excéntricos específicos, y en algunos casos se utilizan técnicas más avanzadas como la electrólisis percutánea o las terapias regenerativas (como el plasma rico en plaquetas).
Más allá de la lesión: la mente también juega
No debemos olvidar que el proceso de recuperación no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente. Muchos jugadores, tras una lesión grave, sienten miedo a recaer o ansiedad por volver a competir. La presión para regresar cuanto antes puede llevar a decisiones precipitadas. Por eso, el apoyo psicológico es una parte cada vez más presente en los programas de tratamiento de deportistas. Sentirse acompañado, comprendido y mentalmente fuerte puede marcar la diferencia en la vuelta al juego.
Imagen principal: Fotografía de Ante Tomic, pívot del Joventut de Badalona, equipo del cual el Hospital Quirónsalud Badalona es proveedor médico oficial.