Los datos en Italia no mejoran. Ayer se registraron 353 muertos y más de 28.000 nuevos contagios y por eso se ha decretado devolver al confinamiento domiciliario en las regiones más afectadas. El encargado de firmar las ordenanzas será el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, que permitirá que se puedan bloquear las regiones definidas por colores: zona roja, naranja o verde. Este decreto se realizará de acuerdo con el consenso de los presidentes de las regiones interesadas. Un modelo, que tiene rasgos similares con el español.

En este caso, el italiano tendrá una especial relevancia el que dicte el Istituto Superiore di Sanità que certificará el riesgo de los territorios y aquí está la piedra del problema. Muchos de los líderes regionales se oponen a sus indicaciones y a los bloqueos estrictos ya que consideran que se hacen en base "a números y resultados antiguos". Uno de los ejemplos que devuelve con fuerza y recuerda a la primera ola es el de la Lombardía.

Diez millones de italianos volverán, seguramente en cuestión de horas, a cerrarse en su casa. El presidente de la Lombardía, Attilio Fontana, no niega que están en una zona roja pero ven injusta esta diferenciación y ha reclamado "soluciones homogéneas para todo el país". Alegan que se los hace difícil gestionar teniendo en cuenta los recursos y las consecuencias económicas que tendrán que asumir. Piden indemnizaciones inmediatas y planes de cobertura, como permisos parentales, si también se tienen que cerrar escuelas.

Se oponen al cierre

La polémica se ha trasladado al debate social e incluso a una confrontación entre políticos y epidemiólogos. Los expertos piden acelerar el cierre local ante el "riesgo de tsunami" y los comerciantes y pequeños empresarios se oponen por el desastre económico. Estos, encuentran la comprensión del presidente Fontana o el mismo alcalde de Milán, Beppe Sala, la ciudad de referencia a toda la zona. Sala, en un vídeo titulado 'Confinamiento sí o no', carga contra el gobierno central y considera que las medidas actuales "ya son lo bastante dolorosas" y reclama "la mano que dará recursos" para hacer frente a una crisis más pronunciada.