Las conclusiones que tiene previsto publicar próximamente la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (Redets) en relación al llamado Plan para Proteger al Paciente de Pseudoterapias y el posible impacto que podrían tener en el ámbito de las farmacias está generando inquietud e incertidumbre en el sector.

Según señalaron fuentes del sector, por lo que ha trascendido hasta el momento en relación al análisis que dicho grupo de trabajo está realizando, en la evaluación de determinadas terapias solo se está teniendo en cuenta el ensayo clínico.

De ser así, quedarían fuera de consideración en el análisis del evaluador otros parámetros como investigación fundamental, metaanálisis, estudios transversales, estudios observacionales y epidemiológicos. Otra variable importante es el consenso de expertos, pero las mismas fuentes indicaron que en este caso tampoco éstos participan de manera general en los grupos de trabajo.

En este sentido, destacan estas fuentes que si bien el ensayo clínico es el análisis más utilizado por la industria farmacéutica para el lanzamiento de nuevos medicamentos, a la hora de evaluar una terapéutica o incluso un medicamento en su aplicación real, la medicina basada en la evidencia indica que hay que tener en cuenta más parámetros y otro tipo de estudios.

Evidencia científica

Por ello, insisten en que aunque la evidencia científica indica que hay ciencia más allá del ensayo clínico, se estarían aplicando criterios muy reduccionistas en el caso de las terapias naturales y no justamente aquellos que pudieran beneficiarlas.

Recuerdan que, según publicó Evid Based Med en 2017, si solo se considerara la base de los ensayos clínicos controlados con bajo riesgo de sesgo, únicamente el 18% de las recomendaciones de las guías de práctica clínica estarían basadas en la mejor evidencia.

Por ello, alertan del importante caos que se podría generar si se generalizara la idea de que solo se pudiera dispensar o aconsejar en la farmacia aquello que cuente con el máximo nivel de evidencia y esté recogido en las guías actualizadas. Si bien no está previsto que esto suceda, al menos en todos los casos, precisan que desde el sector farmacéutico se preguntan entonces por qué esta discrepancia de criterios.