Nuestra parte más animal, está más presente en nosotros de lo que pensamos. Y un claro ejemplo de ello es un nuevo estudio presentado por la Universidad de Utah. La investigación analiza cómo muchos mamíferos aumentan de peso y se vuelven resistentes a la insulina durante el otoño. Los investigadores creen que la explicación de esto radica en los mecanismos asociados con la hibernación, porque los mamíferos que la llevan a cabo pueden desarrollar mecanismos genéticos que los protegen de la obesidad.

La investigación se ha centrado, en algunos tipos de animales, entre los que destacan los elefantes y las ballenas, cuyo riesgo de cáncer es prácticamente inexistente. Tampoco presentan afecciones metabólicas como la obesidad. Los investigadores de la Universidad de Utah en Salt Lake City, creen que la hibernación puede tener algo que ver con eso. 

Muchos mamíferos de todo el mundo hibernan en la estación fría. La hibernación se caracteriza por entrar en un estado similar al sueño en el que la temperatura corporal desciende, la frecuencia de la respiración desciende, el corazón late más lentamente y todos los demás procesos metabólicos (procesos fisiológicos autorregulados y automáticos) se ralentizan. Esto permite que los animales que hibernan sobrevivan durante los meses de invierno, cuando la comida se vuelve escasa y las condiciones de vida son menos amigables. 

HibernaciónEn el nuevo estudio, publicado en la revista Cell Reports, se confirma que muchos animales que hibernan aumentaron mucho su obesidad. Eso sí, a diferencia de las personas, los hibernadores pueden luego eliminar fácilmente el peso extra y sus cuerpos revierten automáticamente la resistencia a la insulina. Por estas razones, los científicos creen que algunos mecanismos genéticos involucrados en la regulación de la hibernación también pueden desempeñar un papel en el control de la obesidad.

Según los investigadores, los hibernadores han desarrollado una capacidad increíble para controlar su metabolismo. El metabolismo determina los riesgos de muchas enfermedades diferentes, incluida la obesidad, la diabetes tipo 2, el cáncer y la enfermedad de Alzheimer. Por esta razón, creen que comprender las partes del genoma que están vinculadas a la hibernación les ayudará a aprender a controlar los riesgos de algunas de estas enfermedades importantes.

En palabras de los científicos, “una gran sorpresa de nuestro nuevo estudio es que estas partes importantes del genoma estaban ocultas para nosotros en el 98% del genoma que no contiene genes, al que solíamos llamar ADN basura”.

La investigación

Para este estudio, analizaron los genomas de cuatro especies de mamíferos en hibernación: la ardilla terrestre de trece líneas, el pequeño murciélago marrón, el lémur ratón gris y el tenrec erizo menor. Al comparar los genomas de estas especies, los investigadores descubrieron que todos habían evolucionado, de forma independiente, una serie de secciones cortas de ADN llamadas regiones aceleradas paralelas.

Las regiones aceleradas paralelas también existen en los humanos, aunque los científicos saben aún muy poco sobre ellas. Lo que los investigadores saben hasta ahora es que las regiones aceleradas presentan ADN no codificante, y que no cambiaron mucho a medida que los mamíferos evolucionaron a través de las edades. Excepto en los humanos, es decir, en quienes repentinamente comenzaron a cambiar y cambiar alrededor del tiempo en que nos separamos de los primates.

Después de analizar más los datos, los investigadores notaron que las regiones aceleradas paralelas aparecen vinculadas a los genes relacionados con la obesidad en los humanos. Para confirmar el vínculo entre las regiones aceleradas y los genes que juegan un papel en el control de la obesidad, Gregg y Ferris luego analizaron un conjunto muy específico de genes: los que impulsan el síndrome de Prader-Willi, una condición genética rara en humanos. Entre otros síntomas, esta condición se caracteriza por un apetito excesivo, que puede conducir a un aumento de peso no saludable y obesidad.

Al observar los genes relacionados con el síndrome de Prader-Willi, los investigadores descubrieron que estos genes están asociados con más regiones aceleradas de hibernación en comparación con los genes que no desempeñaron un papel en esta condición genética.

DurmiendoDespués de estos resultados, los investigadores sugieren que los animales en hibernación pueden haber desarrollado mecanismos que les permiten desconectar automáticamente la actividad de ciertos genes asociados con la obesidad. Pero este no es el caso de los mamíferos no inhibidores.

Los investigadores también identificaron hasta 364 elementos genéticos que pueden ayudar tanto a regular la hibernación como a controlar la obesidad. Utilizando tecnología especializada de edición de genes, los investigadores están probando actualmente el papel de estos 364 elementos genéticos en modelos de ratones. Esperan que sus hallazgos los ayuden a encontrar una forma de controlar no solo la obesidad, sino también otras afecciones relacionadas con los mecanismos metabólicos en los seres humanos e, incluso más adelante, en otros campos como el envejecimiento o la demencia.