Es uno de los grandes problemas de la nutrición hoy en día. Existe tanta información a través de Internet, libros e informes y, en ocasiones tan contradictoria, que muchas personas no llegan a saber realmente que pautas seguir a la hora de alimentarse, ni si determinados alimentos son buenos o malos su salud. Teniendo en cuenta que la sociedad está cada vez más interesada en encontrar formas de mejorar su estado a través de la dieta y de que enfermedades como la obesidad y la diabetes se han convertido en verdaderas epidemias, es normal que toda esta cantidad de datos contradictorios resulte muy frustrante.

Excepto en algunos casos en los que se ha encontrado un vínculo entre un compuesto en particular y una patología específica, como la falta de vitamina C con el escorbuto o de vitamina D en los casos de raquitismo, lo normal es que sea difícil probar esta asociación tan directa. Esto es especialmente complicado cuando se investigan afecciones en las que intervienen múltiples factores, como la obesidad, la osteoporosis, la diabetes o las enfermedades cardíacas.  Además, el mundo ha cambiado tanto que, si bien antes el problema era la deficiencia de nutrientes, hoy nos encontramos en una situación completamente distinta en el que la principal preocupación es la ingesta excesiva.

Chuleta

Para que un estudio fuera perfecto y así conocer el impacto real de un alimento, los científicos deberían reunir a un grupo de personas y tomar datos durante un periodo de tiempo prolongado sin ninguna interferencia exterior. Deberían realizar los mismos hábitos para evitar sesgos excepto en lo que se refiere al alimento en cuestión, pues una parte del grupo y otro no. Ni los investigadores ni los participantes saben quién está recibiendo el alimento en cuestión, para que no se produzca un efecto placebo. Y tendrían que estar encerrados en un laboratorio sin injerencia exterior. Pero eso sería complicado.

Por eso generalmente se realizan los llamados estudios de observación, en los científicos buscan vínculos entre lo que una persona consume y su estado de salud actual o futuro. Son muy útiles, pero generalmente se basan en encuestas a los pacientes que no siempre recuerdan los datos ni son siempre fiables. De hecho, más allá de 24 horas, no se puede asegurar que el recuerdo de los pacientes sea totalmente nítido.

Los expertos además se quejan de que en la prensa en ocasiones se realizan reportajes que no son del todo fiables porque no se citan las fuentes científicas respectivas o se exageran los resultados, lo que induce a error a muchos de los lectores. Y por último, la financiación de la industria para la investigación de diferentes productos como los refrescos, los zumos o la leche, que se ha demostrado que sin duda han desvirtuado los resultados y ha arrojado dudas sobre la veracidad de los mismos.

Zumo naranja

Por eso, lo más adecuado es preguntar a los especialistas y remitirse a aquellas fuentes fiables que ofrecen resultados basados en la evidencia y no en páginas web de las que no se sabe el origen ni los casos de los influencers y demás, que cada vez tienen más seguimiento, tal y como se ha demostrado en muchas ocasiones.