Un equipo internacional de la Oregon Health & Science University (OHSU), liderado por el biólogo Shoukhrat Mitalipov y con la participación destacada de la investigadora española Nuria Martí Gutiérrez, ha logrado producir por primera vez óvulos humanos funcionales a partir de células de la piel. Los resultados, publicados en la revista Nature Communications, abren una nueva vía en la investigación contra la infertilidad, aunque aún se encuentran en una fase experimental muy inicial.
La técnica de la “mitomeiosis”
El procedimiento desarrollado, llamado mitomeiosis, consiste en extraer el núcleo de una célula somática —como las de la piel— y transferirlo a un óvulo donado al cual previamente se ha eliminado su propio núcleo. De este modo, se fuerza a la célula a dividir el material genético imitando el proceso natural de la meiosis, que es el que da lugar a los gametos (óvulos y espermatozoides).
A diferencia de estudios previos, esta estrategia no requiere que la mujer disponga de un óvulo maduro como punto de partida. “Solo necesitamos una célula somática, por ejemplo de la piel”, señala Nuria Martí. Con este método, los investigadores generaron 82 óvulos funcionales, de los cuales un 9% logró desarrollarse hasta la fase de blastocisto, correspondiente a los primeros seis días de desarrollo embrionario. A pesar de esto, los embriones no se cultivaron más allá de este punto.
Limitaciones y retos pendientes
Los autores del trabajo reconocen que aún hay limitaciones importantes. La mayor parte de los embriones no prosperaron y se detectaron anomalías cromosómicas. El problema principal es que, al introducir el núcleo de una célula somática en un óvulo, los cromosomas no siempre se alinean correctamente, lo que provoca alteraciones genéticas que impiden el desarrollo normal. Además, es necesario profundizar en cuestiones como el “imprinting”, un mecanismo epigenético esencial para el correcto desarrollo embrionario. Según Nuria Martí, podrían faltar “como mínimo diez años” antes de pensar en posibles aplicaciones clínicas.
A pesar de las dificultades, el descubrimiento representa una prueba de concepto prometedora. Si en el futuro la técnica se perfecciona, podría beneficiar a mujeres sin óvulos funcionales e incluso abrir opciones a parejas del mismo sexo que deseen descendencia con carga genética compartida.
Expertos externos coinciden en el potencial del trabajo. El investigador Lluís Montoliu (CNB-CSIC) valora el avance como “espectacular”, aunque recuerda que aún es un trabajo “muy experimental”. Por su parte, Ying Cheong, de la Universidad de Southampton, considera que se trata de “una prueba de concepto emocionante” que podría transformar en el futuro la comprensión de la infertilidad.
Un paso, pero no el último
Según Richard Anderson, investigador de la Universidad de Edimburgo, este avance podría dar esperanza a muchas mujeres que han perdido sus óvulos. “Habrá preocupaciones de seguridad muy importantes, pero es un paso para ayudarlas a tener hijos con su propia carga genética”, afirma. En un contexto en que más del 10% de los nacimientos en España provienen ya de técnicas de reproducción asistida, la investigación en nuevas estrategias es clave. Aún lejos de llegar a la práctica clínica, la mitomeiosis podría convertirse en una de las líneas más revolucionarias de la medicina reproductiva del futuro.