Decir que la obesidad depende totalmente de los genes puede resultar exagerado, pero lo cierto es que las últimas investigaciones apuntan a que pueden tener un papel mucho más importante de lo que se creía.

El último estudio que hace referencia a este hecho ha sido llevado a cabo en la Universidad de Dallas, donde un equipo de expertos ha descubierto un mecanismo molecular previamente desconocido que juega un papel clave en la regulación de la formación de tejido adiposo que favorece la acumulación de grasa corporal.

Sandwich

Todavía la ciencia no está totalmente segura de todos los mecanismos biológicos que pueden predisponer a las personas a la obesidad, pero estudios como este demuestran que la acumulación de grasa, además de por la alimentación, se puede deber a otras razones que tienen que ver con el propio organismo de la persona.

En este caso, la investigación –que ha sido publicada en la revista Genes & Development– analizó el de un grupo de moléculas de microARN en la regulación de las células de grasa blanca, uno de los dos tipos de tejido adiposo de los mamíferos (el otro es la grasa marrón). Las moléculas de microARN son moléculas de ARN no codificantes que ayudan a regular la expresión de ciertos genes, la mayoría de los cuales codifican la información para la producción de proteínas.

En este estudio, se centraron en una familia de moléculas de microARN llamada miR-26, que investigaciones anteriores han relacionado con la eliminación del cáncer y la regulación de la sensibilidad a la insulina. Según los investigadores, en estudios anteriores se apuntaba a que esas moléculas podrían desempeñar un papel en la regulación de las células grasas blancas, pero no quedaba del todo claro.

En la investigación se propusieron confirmar si esto es así realmente, y los resultados mostraron que cuando se eliminaban en los ratones los genes que codificaron estas moléculas y recibían una dieta normal, se desarrollaron de forma normal pero experimentaron un aumento de dos a tres veces en el tejido graso blanco desde la edad adulta en adelante. Por otro lado, los científicos también diseñaron otro grupo de ratones para que produjeran en exceso moléculas miR-26 y los alimentaron con una dieta alta en grasas. El resultado fue que este grupo de roedores experimentó un aumento insignificante en los niveles de grasa corporal. Además, también tenían niveles más bajos de azúcar en sangre y lípidos en sangre.

Cinta métrica

¿Qué quiere esto decir? Según los expertos, que las moléculas de ARN miR-26 tienen un papel muy importante en la regulación de la acumulación de tejido adiposo.  Y que la sobreexpresión de esos genes protege fuertemente contra el aumento de peso en el caso de llevar una dieta rica en grasas.

Este tipo de investigaciones arroja luz sobre la causa por la que algunas personas siguiendo una dieta parecida sufren aumentos de peso considerables mientras que otras no ven su masa corporal alterada de ninguna forma. De momento queda mucho por investigar, pero este tipo de estudios abre la puerta a futuros tratamientos para la obesidad centrados en los procesos biológicos del cuerpo.