La llegada de una vacuna contra el cáncer mama está cada vez más cerca. Este es precisamente el objetivo del Proyecto Blanca, una investigación desarrollada en Navarra en la que participan el Centro de Investigación Médica Aplicada, la Clínica Universidad de Navarra, el Complejo Hospitalario de Navarra, Navarrabiomed, Bionanplus, Nasertic y la Asociación SARAY dirigida al desarrollo de una vacuna para el tratamiento del cáncer de mama triple negativo (un tipo de cáncer de mama que no tiene ninguno de los receptores que por lo general se encuentran en el cáncer de mama) que utiliza la tecnología genómica.

“La vacuna consiste en una combinación de nanopartículas y ARN, muy parecida a alguna de las vacunas frente a Covid-19, que desarrollaremos a raíz de analizar datos masivos de pacientes con este tipo de tumor y validaremos en modelos preclínicos”, explica la Dra. Puri Fortes, investigadora del Programa de Terapia Génica y Regulación de la Expresión Génica del Cima. 

Pese a que “el escenario actual es optimista, gracias a la incorporación de la inmunoterapia y terapias biológicas dirigidas que mejoran la supervivencia de estas pacientes, todavía necesitamos nuevas estrategias terapéuticas para disminuir la aparición de metástasis”, reconoce la Dra. Marta Santisteban, especialista del Departamento de Oncología Médica. 

La inmunoterapia, como indica la oncóloga, ha supuesto un gran avance en el tratamiento del cáncer de mama. De hecho, un estudio liderado por la Clínica demostró que el tamaño del tumor en la mama se reduce en las pacientes un 20% más al añadir vacunas con células dendríticas (un tipo de células inmunitarias) a la quimioterapia. 

Tubos laboratorio

“El uso de vacunas antitumorales y otras inmunoterapias, junto con el tratamiento convencional de quimioterapia, está demostrando un alto potencial terapéutico contra los tumores de mama más agresivos”, apunta la doctora Santisteban.

Además, la genómica, como se ha visto en el objetivo del proyecto BLANCA, es otra de las principales líneas de investigación siendo capaces de identificar genes específicos del tumor sobre los que poder actuar de forma más precisa y personalizada. 

Otro gran avance que se ha producido a nivel de tratamientos es la protonterapia para el cáncer de mama. Aunque todavía su aplicación está en estudio para ofrecerla de forma generalizada a los tumores de mama, algunos estudios apuntan a que es una opción altamente eficiente para pacientes con tipos de cáncer de mama con indicación radioterápica. Muchos tumores de mama se tratan en combinación con otras terapias (cirugía, quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia externa, intraoperatoria) y la protonterapia ofrece la ventaja que reducir el daño en los tejidos sanos y evitar efectos indeseados en órganos críticos cercanos a la mama, como son la piel, el corazón y los pulmones, además de evitar efectos a corto y largo plazo en los vasos linfáticos.

En concreto, en casos seleccionados de tumores de mama recurrentes (es decir, tumores que vuelven a aparecer un tiempo después), la protonterapia puede ser una opción de tratamiento para aquellos que ya han recibido radioterapia convencional en una zona próxima a la reaparición del tumor. En pacientes con reconstrucción mamaria después de mastectomía, la terapia de protones permite más distribuciones dosimétricas a medida.