En ocasiones, determinadas patologías o hábitos de vida poco saludables provocan en el organismo una inflamación persistente o crónica que se convierte en un caldo de cultivo para la aparición de otras enfermedades. Por este motivo, medir el grado de inflamación de nuestro organismo es una herramienta muy útil para conocer nuestro verdadero estado de salud. Un equipo de investigadores del Instituto Buck y la Universidad de Stanford han creado un reloj inflamatorio del envejecimiento (iAge) que mide la carga inflamatoria y predice la multimorbilidad, la fragilidad, la salud inmunológica, el envejecimiento cardiovascular y también se asocia con una longevidad excepcional.

Utilizando la Inteligencia Artificial, los expertos han realizado un estudio del inmunoma sanguíneo de 1001 personas y han identificado una quimiocina (un tipo de citoquina, proteína que juega un papel importante en el sistema inmunológico) asociada con el envejecimiento cardíaco que puede usarse para la detección temprana de patologías relacionadas con la edad y proporciona un objetivo para las intervenciones.

“Las métricas inmunológicas estándar que se pueden usar para identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas del envejecimiento únicas o incluso múltiples han sido muy deficientes”, asegura David Furman, profesor asociado del Buck Institute, director del Proyecto 1001 Immunomas en la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.

Anciano cafeteríaEl descubrimiento de las propiedades de la quimiocina puede tener mucha importancia a la hora de estudiar el envejecimiento

“Llevar la biología a nuestro enfoque completamente imparcial nos permitió identificar una serie de métricas, incluida una pequeña proteína inmunitaria que está involucrada en la inflamación crónica sistémica relacionada con la edad y el envejecimiento cardíaco”.

El estudio identificó a la quimiocina soluble CXCL9 como el contribuyente más fuerte a iAge. Se trata de una pequeña proteína inmunitaria que generalmente se activa para atraer linfocitos al lugar de una infección. “Pero en este caso demostramos que CXCL9 regula al alza múltiples genes implicados en la inflamación y está involucrado en la senescencia celular, el envejecimiento vascular y la remodelación cardíaca adversa”, aseguran los expertos.

Los resultados del análisis inicial (que también incluyó información de evaluaciones de salud clínica integral de 902 personas) se validaron con un grupo independiente de centenarios. Al parecer, de media, los centenarios tienen una edad inmune 40 años más joven de lo que se considera normal.

Los resultados del estudio también se validaron en un grupo separado de 97 adultos sanos (de 25 a 90 años de edad). Los investigadores encontraron una correlación entre CXCL9 y los resultados de las pruebas de velocidad de la onda de pulso, una medida de rigidez vascular. “Todas estas personas están sanas de acuerdo con todas las pruebas de laboratorio y evaluaciones clínicas disponibles, pero al usar iAge pudimos predecir quién tiene probabilidades de sufrir hipertrofia ventricular izquierda y disfunción vascular”, aseguran.

La herramienta se puede usar para rastrear el riesgo de que alguien desarrolle múltiples enfermedades crónicas al evaluar el daño fisiológico acumulativo a su sistema inmunológico. Por ejemplo, la fragilidad relacionada con la edad se puede predecir comparando métricas inmunológicas biológicas con información sobre cuánto tiempo le toma a alguien pararse de una silla y caminar una cierta distancia, así como su grado de autonomía e independencia. “Con iAge es posible predecir con siete años de anticipación quién se volverá más débil”, aseguran.