Para lograr lo más pronto posible una vacuna efectiva para prevenir la COVID-19 es esencial un enfoque armonizado y colaborativo a la hora de desarrollar las pruebas clínicas, así como para la ampliación y la distribución de la misma de forma masiva entre la población.
Así ha quedado de manifiesto en un escrito difundido por la prestigiosa revista Science en el que han participado líderes científicos de todo el mundo. A medida que continúa la pandemia de la COVID-19, el gobierno, la industria y el mundo académico han presentado una variedad de vacunas candidatas. Los autores señalan que probablemente se necesitará más de un enfoque de vacuna eficaz para proteger con éxito a la comunidad del coronavirus.
Por este motivo, creen que debería primar el enfoque estratégico por encima de otras cuestiones, para impulsar la investigación y el desarrollo. El escrito analiza diversas candidatas a vacunas, así como consideraciones clave para el desarrollo de la misma, incluidas las características de varias plataformas de vacunas en términos de experiencia comercial previa, escalabilidad y los tipos de respuestas inmunes generadas. También enfatiza que ninguna vacuna o plataforma de vacuna única es probable que satisfaga la necesidad global, destacando la necesidad de un enfoque estratégico coordinado para el desarrollo de las mismas.
Los autores subrayan que aún queda mucha investigación para conocer de forma más eficaz lo que constituye una respuesta inmune protectora duradera contra COVID-19. En el trabajo, revisan los ensayos de eficacia de la vacuna, explicando cómo los ensayos para las vacunas candidatas se pueden realizar en paralelo para generar datos esenciales de seguridad y eficacia y acelerar la licencia y distribución de las mismas.
Asimismo, proponen enfoques específicos para armonizar las pruebas clínicas de múltiples productos de vacunas, incluido el uso de diseños de ensayos clínicos comunes, criterios de valoración clínicos, ensayos inmunes estandarizados y una Junta de Monitoreo y Seguridad de Datos común.
Por lo tanto, se requerirá una cooperación sin precedentes por parte de los gobiernos, las instituciones académicas, la industria y los socios filantrópicos mundiales. De momento, ya se ha constituido una asociación público-privada llamada ACTIV (Acelerando las intervenciones y vacunas terapéuticas COVID-19) que tiene como objetivo facilitar dicha colaboración con debates y colaboraciones sobre diseños de ensayos e intercambio de datos.
Según los autores, proteger a toda la comunidad mundial del COVID-19 mediante la vacunación requerirá una capacidad de fabricación significativa. Por eso, enfatizan la necesidad de financiar la infraestructura de biofabricación necesaria y señalan posibles obstáculos en la entrega eventual de vacunas, incluidos los requisitos de costos, sistemas de distribución y cadena de frío. Por último, concluyen que la colaboración estratégica entre los sectores público y privado para acelerar efectivamente el desarrollo de la vacuna COVID-19 es esencial.