Más de 40 asociaciones profesionales y organizaciones no gubernamentales del ámbito sociosanitario de todo el Estado español que trabajan con niños, adolescentes y familias –especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad–, han elaborado un manifiesto donde subrayan los problemas a los que se están enfrentando estos colectivos durante la pandemia, especialmente aquellos en situación de vulnerabilidad social, económica o sanitaria.

Los expertos quieren alertar sobre las consecuencias que conllevan las limitaciones en la movilidad y las relaciones sociales –que consideran necesarias para hacer frente a la pandemia– cuando no existen los recursos adecuados, ni se proponen las alternativas necesarias.

La  imposibilidad de ciertos sectores de la población de acceder a herramientas como las  nuevas tecnologías o a medios de transporte que les faciliten los desplazamientos a la educación que necesitan o las terapias, incluso la interrupción de los servicios de atención a sus  necesidades a la que han tenido que enfrentarse en estas circunstancias, está provocando un aumento exponencial de la  brecha social a diferentes niveles que puede acrecentarse y hacerse irreversible en los  próximos años. A esto se suma la evidencia del deterioro de la salud mental de las familias a las que están asistiendo estos profesionales como expertos en atención sociosanitaria.

Adolescente mascarillaLa pandemia ha afectado mucho más de lo que se cree a los niños y los jóvenes

El Manifiesto en Apoyo de la Infancia, Adolescencia y Familias durante la pandemia de Covid-19 recoge además una serie de propuestas que dirigen a las instituciones públicas para promover la atención y el bienestar hacia niños, jóvenes y familias, así como el apoyo a las iniciativas que se están llevando a cabo para paliar esta situación.

Los firmantes han creado la iniciativa Co-Espacio, una alianza multidisciplinar cuyo fin es promover el bienestar físico y psicológico de los niños y adolescentes durante la pandemia, en especial de aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social, económica, sanitaria o educativa. Estas son algunas de las consecuencias que han detectado estos profesionales en los niños y jóvenes.

En su desarrollo educativo

El confinamiento ha incrementado el riesgo de fracaso escolar y ha ahondado en la desigualdad en el acceso a estudios superiores o a trabajos cualificados, ya que no todos los alumnos las mismas oportunidades a la hora de acceder a la educación o a las terapias online. A esto se añade la supresión de las actividades educativas complementarias extraescolares y la falta de apoyos y recursos para realizar las adaptaciones curriculares adecuadas a las necesidades cambiantes de los alumnos.

En su desarrollo socio emocional

La ausencia de experiencias de juego y de aprendizaje de habilidades sociales, así como la reducción de las interacciones, producen consecuencias negativas que pueden afectar a su salud mental y sus relaciones personales en la edad adulta. A esto se suma el significativo incremento del uso de los dispositivos digitales durante la pandemia. El confinamiento provocó un notable aumento en la utilización de dispositivos digitales hasta sobrepasar las nueve horas y cuarto de uso diario de media, según un estudio elaborado por la Universidad de Navarra y publicado por el Observatorio Social de ‘La Caixa’.

En su salud física

Se ha producido una drástica disminución de las consultas presenciales de Pediatría, Rehabilitación, Neurología y Psiquiatría, unida a la reducción en las pruebas de diagnóstico y a la falta de acceso a una rehabilitación adecuada durante y después de la pandemia. Según los datos de las investigaciones llevadas a cabo por la plataforma británica Co-Space, un 77% de la población no ha podido acceder a asesoramiento o apoyo especializado durante la pandemia. En el caso de los padres de niños con necesidades especiales, si bien antes de la pandemia el 69,7% de los niños estaban recibiendo apoyo, este se suspendió o se pospuso debido a la crisis sanitaria.

Por su parte, la OMS, ha concluido que el 72 % de los servicios de atención a población infantil y adolescente se ha visto interrumpida como consecuencia de esta crisis sanitaria. Además, los expertos están constatando una demora en la realización de pruebas de evaluación que identifiquen de forma precoz un trastorno del neurodesarrollo o del aprendizaje. Por tanto, las medidas de atención temprana o estimulación se están realizando más tarde de lo deseable, reduciéndose así su eficacia. 

Niño terapia

Cerca de tres de cada cuatro terapias infantiles y juveniles se han visto interrumpidas como consecuencia de la pandemia

La conclusión, según declaran en el manifiesto las entidades firmantes, es que esta situación está provocando en estas poblaciones un aumento considerable de los trastornos de ansiedad y depresión, el incremento de las conductas adictivas de riesgo frente a las nuevas tecnologías y el desarrollo de hábitos poco saludables.