A pesar de provocar un aumento en las infecciones este verano que ha desembocado en miles de hospitalizaciones y muertes en todo el mundo, la variante delta del coronavirus no puede evadir los anticuerpos generados por la vacunación. Así queda de manifiesto en un estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Washington.

Los investigadores analizaron un panel de anticuerpos generados por personas tras recibir la vacuna Pfizer frente a la Covid-19 y demostraron que la variante Delta no pudo evadir los anticuerpos que probaron. Los resultados han sido publicados en la revista Variants Immunity y ayudan a explicar por qué las personas vacunadas no han desarrollado Covid grave a pesar del aumento de la incidencia por la variante delta.

En estudios anteriores, uno de los autores del estudio, Ali Ellebedy, profesor asociado de patología e inmunología, había demostrado que tanto la infección natural como la vacunación provocan una producción duradera de anticuerpos. Pero la duración de la respuesta de los anticuerpos es solo un aspecto de la protección. La amplitud también importa.

Anticuerpos

Una respuesta de anticuerpos ideal incluye un conjunto diverso de anticuerpos con la flexibilidad de reconocer muchas variantes ligeramente diferentes del virus. La amplitud confiere resiliencia. Incluso si unos pocos anticuerpos pierden la capacidad de reconocer una nueva variante, otros anticuerpos deberían seguir siendo capaces de neutralizarla.

El hecho de que la variante delta haya superado a otras variantes no significa que sea más resistente a nuestros anticuerpos en comparación con otras variantes”, asegura por su parte otro de los autores, Jacco Boon. “La capacidad de una variante para propagarse es la suma de muchos factores. La resistencia a los anticuerpos es solo un factor. Otro es cómo de bien se replica la variante. Es probable que una variante que se replica mejor se propague más rápido, independientemente de su capacidad para evadir nuestra respuesta inmune. Delta está aumentando, sí, pero no hay evidencia que logre superar la inmunidad inducida por la vacuna en comparación con otras variantes”.

Para evaluar la amplitud de la respuesta de los anticuerpos al SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19, Ellebedy y sus colegas, extrajeron células productoras de anticuerpos de tres personas que habían recibido la vacuna Pfizer. Cultivaron las células en el laboratorio y obtuvieron de ellas un conjunto de 13 anticuerpos que se dirigen a la cepa original que comenzó a circular el año pasado.

Los investigadores probaron los anticuerpos contra cuatro variantes preocupantes: alfa, beta, gamma y delta. Doce de los 13 reconocieron alfa y delta, ocho reconocieron las cuatro variantes y uno no reconoció ninguna de las cuatro variantes. Los científicos miden la utilidad de un anticuerpo por su capacidad para impedir que el virus infecte y mate células en un plato. Se cree que los llamados anticuerpos neutralizantes que previenen la infección son más poderosos que los anticuerpos que reconocen el virus, pero no pueden bloquear la infección, aunque tanto los anticuerpos neutralizantes como los no neutralizantes contribuyen a defender el cuerpo.

Los investigadores encontraron que cinco de los 13 anticuerpos neutralizaron la cepa original. Cuando probaron los anticuerpos neutralizantes contra las nuevas variantes, los cinco anticuerpos neutralizaron delta, tres neutralizaron alfa y delta, y solo uno neutralizó las cuatro variantes. “Frente a la vacunación, el delta es un virus relativamente débil”, aseguran.