El pasado lunes, la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, afirmó que la campaña de vacunación contra la gripe es un punto débil de la sanidad y que en España no se llega al mínimo de cobertura de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. Por este motivo, animó a toda la población de riesgo a vacunarse para paliar esta carencia.
Quiénes deben vacunarse
A nivel mundial, se recomienda la vacuna para personas con alto riesgo de sufrir complicaciones en caso de padecer la gripe y para las personas en contacto con estos grupos de alto riesgo ya que pueden transmitírsela. Para concretar más, deberían hacerlo las personas de 65 años y más, y los menores con mayor riesgo, como los niños mayores de 6 meses y los adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares (excluyendo hipertensión arterial aislada) o pulmonares, incluyendo displasia bronco-pulmonar, fibrosis quística y asma.
También se deberían poner esta vacuna aquellos que padecen enfermedades metabólicas, incluida diabetes mellitus o la obesidad mórbida, los que padecen insuficiencia renal, hemoglobinopatías –patología que produce una estructura anormal en una de las cadenas de las globina de la molécula de hemoglobina–, anemias, asplenia –ausencia de bazo–, enfermedad hepática crónica, enfermedades neuromusculares graves e inmunosupresión. También los que lleven un implante coclear o se encuentren en espera, las personas que padecen trastornos y enfermedades que producen una disfunción cognitiva, los niños y adolescentes que reciben tratamiento prolongado con ácido acetil salicílico y las mujeres embarazadas.
También deberían acudir a su centro de salud todos aquellos que pueden transmitir la enfermedad a personas vulnerables: trabajadores de los centros sanitarios, los que desempeñan su labor en instituciones geriátricas y las personas que tengan viviendo a su casa a ancianos. Se incluye también a los que trabajan en servicios públicos esenciales o aquellas personas que pueden estar en contacto con aves.
Quiénes no deben vacunarse
En cambio, no deberían vacunarse los menores de seis meses, los alérgicos al huevo o los que hayan tenido una reacción alérgica severa a una vacunación anterior con vacuna de la gripe. Aquellos que padecen una enfermedad transitoria, como un resfriado y presenten fiebre, deben esperar a mejorar.
Las campaña de vacunación comienza alrededor de septiembre y se recomienda ponérsela en octubre o noviembre en el centro de salud que cada persona elija.
Cuando coincide la vacuna con la cepa que está circulando, se estima que la vacuna previene entre el 70 y el 90 % de la gripe en sujetos sanos menores de 65 años. En los mayores, según el Ministerio, se pueden evitar un 50 a 60% de hospitalizaciones y el 80% de fallecimientos derivados de estas complicaciones.