El estrés por la situación actual de confinamiento para intentar frenar la expansión del coronavirus puede causar notables cambios en el sistema cardiovascular.

“A modo general hay que decir que, ante cualquier situación de estrés, el cuerpo humano responde con una activación del sistema nervioso simpático y el aumento de la concentración sanguínea de una serie de hormonas como la adrenalina o el cortisol”, detalla el cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona Joan Guindo Soldevila. Así, según expone el doctor, se producen una serie de cambios generales en todo nuestro organismo. “A nivel cardiovascular las alteraciones más notables a corto plazo son el aumento de la frecuencia cardiaca y el aumento de la presión arterial, lo cual condiciona un aumento del trabajo cardíaco. A más largo plazo el estrés puede ocasionar cambios metabólicos como es el aumento de colesterol o azúcar de la sangre”, matiza.

Los tipos de estrés que podemos sufrir

Aun así, comenta que hay que tener en cuenta que existen dos tipos de estrés claramente diferenciados y con implicaciones clínicas muy distintas. “Por un lado, está el llamado estrés positivo (eustrés), que es aquel causado por situaciones favorables. La persona está bajo presión, pero interpreta que los efectos de la situación pueden ser beneficiosos y los puede controlar”.

Guindo también habla, sin embargo, del estrés negativo (distrés). “Este es el que se presenta en situaciones en la que nos sentimos amenazados y ante situaciones que se escapan de nuestro control. Es obvio que la severidad de las alteraciones cardiovasculares causadas por un tipo u otro de estrés son muy distintas”.

¿Qué podemos hacer para lidiar con el estrés negativo?

El momento actual con la pandemia del coronavirus es un claro ejemplo de distrés o estrés negativo, y bastante similar al que han causado otros desastres naturales (como por ejemplo los terremotos) o las guerras. De esta manera, pone énfasis en el hecho que en un momento como el que estamos viviendo ahora, es muy importante seguir una serie de recomendaciones para mitigar los efectos del distrés sobre nuestro organismo y prevenir posibles complicaciones cardiovasculares.

De esta manera, aunque expone que la situación actual es complicada, debemos tener presente que podemos mantenernos aislados y fácilmente protegidos ante el contagio. Además, también remarca que debemos intentar manejar el estrés y saber relativizar la situación que estamos viviendo.

Ahora bien, desde el punto de vista puramente cardiológico, Guindo comparte unos consejos a tener en cuenta:

Medidas generales. En el momento actual de confinamiento debemos intentar cuidarnos más que nunca. Es obvio que hay que evitar el consumo de tabaco y alcohol, bajar el consumo de sal y adecuar la dieta. Hay que mantener actividad física diaria con ejercicios activos o pasivos según las posibilidades. Con un poco de ejercicio diario no solo conseguiremos mejorar la salud cardiovascular, sino que es una excelente medida antiestrés. Otro aspecto importante es cuidar el sueño y la ansiedad, si es necesario con fármacos ansiolíticos, pero siempre bajo prescripción médica.

Extremar el cumplimiento terapéutico. Los pacientes que siguen tratamientos por alguna enfermedad cardiovascular deben seguir manteniendo las recomendaciones de su cardiólogo. Si se detecta un aumento de la presión arterial, taquicardia, incremento de arritmias, puede contactar con su cardiólogo para modificar el tratamiento. Hay que recordar que, para ello, no es imprescindible acudir a urgencias del hospital con la posibilidad de arriesgarse a contagio.