Imma tiene la enfermedad de Crohn, una patología que afecta al aparato digestivo y que hace que, cuando tiene un brote, tiene que ir al lavabo y no puede esperar. Vive en Manresa y, en su barrio, tiene una "zona de confort", con bares y comercios que ya la conocen y que le dejan utilizar el lavabo cuando lo necesita. Ahora, sin embargo, con el cierre de bares y restaurantes, esta "zona de confort" se ha reducido y eso limita su día a día. "Con la pandemia, la empatía ha desaparecido y no soy capaz de entrar en una tienda y pedir que me dejen ir al lavabo. Prefiero quedarme en casa", asegura. En Catalunya, hay unas 35.000 personas que sufren la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa y, para muchos, el cierre de bares y restaurantes es una auténtica pesadilla.

"¿Por qué tengo que dar explicaciones? Si te pido que quiero ir al lavabo, es porque realmente lo necesito. Si no, ya me esperaría a llegar a casa, pero es que no puedo esperar. Cuando hay una necesidad es inmediata, no hay tiempo de espera". Así explica Imma cómo se siente cuando tiene un brote y tiene que pedir que la dejen entrar al lavabo.

Con bares y restaurantes abiertos, a menudo se ahorra tener que dar explicaciones porque, si hace falta, pide una consumición y entra al lavabo, pero ahora eso ya no lo puede hacer. La mayoría de locales tienen restringido el acceso y prohibido el uso de los servicios. Y no solo eso, en Manresa, por ejemplo, los únicos lavabos públicos que hay en el centro ahora están cerrados por la Covid-19 y tampoco se puede entrar.

Tabú en torno a la enfermedad

La angustia que provoca el miedo de no encontrar un lavabo y el tabú que todavía hay en torno a la enfermedad hace que, según Imma, haya mucha gente que opta por no salir de casa para no sufrir vergüenza. Lo confirma a la ACN el presidente de la Asociación de enfermos de Crohn y colitis ulcerosa, Àlex Amo, quien asegura que hay enfermos a quienes ahora mismo les cuesta salir de casa por miedo de no encontrar un lavabo accesible en el momento en que lo necesiten.

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Imma Torrecillas, enferma de Crohn / ACN

Por su parte, la digestóloga del Hospital Sant Joan de Déu de Manresa, Jordina Llaó, asegura que el hecho de no encontrar lavabo, para un enfermo de Crohn o colitis ulcerosa, es angustiante. "Antes ya lo sufrían, pero ahora todavía más porque también han notado más reticencia a la hora de dejar entrar al lavabo", explica Llaó

Afortunadamente, siempre hay gente con empatía. Es el caso del bar Cal Manel de Manresa. Uno de sus trabajadores, Berni Sorinas, explica que "es de sentido común". "Lo hemos hecho siempre y ahora con la Covid-19, todavía más", añade.

Proyecto 'no puedo esperar'

'No puedo esperar' es un proyecto impulsado por la Asociación de enfermos de Crohn y colitis ulcerosa. Se trata de una red de locales que dejan utilizar sus servicios. Los enfermos se identifican con una tarjeta que se les ofrece, y eso les permite ahorrarse explicaciones. También disponen de una aplicación para teléfonos móviles que geolocaliza estos locales y el enfermo puede saber cuál es el lavabo que tiene más cerca. A menudo, cuando hay un brote, los enfermos no pueden recorrer más de 100 metros hasta el lavabo.

Muchos de los locales que forman parte de esta red, por culpa de la pandemia y las restricciones, ahora mismo se encuentran cerrados.