El cáncer de piel es una proliferación exagerada y anormal de células que se produce en la epidermis, que es la capa superior de la piel. Se suele desarrollar en la piel expuesta al sol, pero también puede aparecer en zonas de piel que normalmente no están expuestas a la luz solar.

Existen tres tipos principales de cánceres de piel: carcinoma basocelular, que deriva de las células basales de la epidermis; carcinoma escamoso, que deriva de las células escamosas de la epidermis, y melanoma, que deriva de los melanocitos.

El melanoma, como detalla el dermatólogo del Centro Médico Teknon Joan Dalmau Arias, es un tipo de cáncer de piel que se origina cuando los melanocitos crecen de manera descontrolada. Es el cáncer de piel más agresivo y en algunos casos puede causar incluso la muerte, ya que, dependiendo del tiempo de evolución, de la profundidad de la lesión y de la agresividad de las células se puede extender a otras partes del cuerpo y producir metástasis en otros órganos.

Además, el doctor detalla que en la piel pueden aparecer melanomas en otras localizaciones, como la conjuntiva del ojo o la mucosa bucal. El 90% de los melanomas están pigmentados, pero el resto no presentan pigmento, los llamados melanomas amelanóticos, que añaden más dificultad a su diagnóstico y normalmente empeoran el pronóstico.

¿Qué factores de riesgo hay?

Los factores de riesgo más importantes son las quemaduras solares, sobre todo en la infancia, la exposición solar intermitente y repetida, los factores genéticos y familiares que predisponen al desarrollo de melanoma y algunos tipos de piel con predisposición, ya que el riesgo de desarrollar melanoma es inversamente proporcional al grado de pigmentación de la piel.

Hay que tener en cuenta, dice, que las personas con un gran número de nevus melanocíticos, las personas con nevus congénitos gigantes y las personas con múltiples nevus atípicos o displásicos tienen un mayor riesgo de desarrollar melanoma.

¿Cómo identificarlos?

Los signos que deben alertar sobre la posible presencia de un melanoma son lo que se conoce como el ABCDE. Cualquier lesión Asimétrica, con Bordes irregulares, con diferentes Colores, con un Diámetro mayor de 0,5 cm y que haya cambiado en los últimos meses (Evolución) debe ser consultada a un dermatólogo para descartar la presencia de una lesión sospechosa. Dalmau comenta que el seguimiento de pacientes con múltiples nevus melanocíticos y/o antecedente de melanoma previo se ha de realizar con dermatoscopia, y si es posible, con epiluminiscencia digital o fotoregistro anual, que permite analizar los patrones sospechosos de las lesiones pigmentadas y además facilita el control evolutivo y el seguimiento de todas ellas.

¿Qué tratamientos hay?

El tratamiento del melanoma se basa en la extirpación quirúrgica de toda la lesión. Según la profundidad que tenga el tumor se harán en esta intervención más o menos márgenes quirúrgicos, y además puede ser necesaria la realización de la biopsia del ganglio centinela, para valorar la posible afectación del territorio linfático, cosa que indicaría peor pronóstico.

Si se trata de un melanoma en estado avanzado o con metástasis, el doctor expone que la inmunoterapia o la terapia dirigida con medicamentos son los tratamientos de elección, y están ofreciendo unos resultados esperanzadores para pacientes que antes tenían un pronóstico muy malo.

La importancia de detectarlo pronto

Si un melanoma se detecta precozmente, la probabilidad de curarlo con éxito se acerca al 80%: es un tumor cuya mortalidad depende del momento en que se detecta, y si es en la etapa inicial tiene muy buen pronóstico.

Además, añade Dalmau que el riesgo de padecer melanoma disminuye evitando la exposición solar y revisando la piel tanto por uno mismo como en manos de un especialista.