Alrededor de 350 millones de personas en el mundo padecen depresión. Se trata de un problema de salud muy serio, que puede llegar a afectar gravemente a la vida de cualquier individuo. Generalmente el tratamiento está basado en la ingesta de fármacos antidepresivos al que se suele unir una terapia. Pero ahora un nuevo estudio ha hallado un vínculo entre un cambio en los hábitos alimenticios y la mejora de los síntomas en adultos jóvenes.

El impacto de la alimentación en enfermedades como el cáncer, las patologías cardiovasculares y la obesidad, entre otras, está más que demostrado. Pero en los últimos años, los expertos se han centrado también en el impacto que tiene la dieta en la salud mental. Hasta el punto que ahora la dieta se considera un factor de riesgo modificable para la depresión.

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La investigación

En este sentido, un grupo de expertos de la Universidad Macquarie en Australia ha realizado un estudio en el que se ha llevado a cabo un ensayo de control que ha consistido en una intervención dietética en adultos con un diagnóstico clínico de depresión. En total duró 12 semanas y, tras finalizar, se concluyó que la mejora de la dieta puede proporcionar una estrategia de tratamiento eficaz y accesible para el manejo de la depresión mayor.

La investigación ha sido publicada en PLOS ONE. Los expertos escogieron un grupo de adultos jóvenes porque, como explican, “la adolescencia y la edad adulta son un período en el que existe un mayor riesgo de depresión, al mismo tiempo que es un periodo crítico para establecer patrones de salud, como la dieta, que se trasladarán a la edad adulta”.

Se reclutó a 76 participantes entre 17 y 35 años de edad. Todos presentaban síntomas de depresión de moderados a altos, y su dieta estándar incluía altos niveles de azúcar, grasas saturadas y alimentos procesados.

Se dividió a los participantes en dos grupos. En el primero se introdujo un cambio en la dieta y en el segundo no. Los científicos dieron consejos nutricionales al grupo de cambio de dieta en forma de un video de 13 minutos. Además, recibieron una pequeña cesta de alimentos saludables y la promesa de una tarjeta de regalo si entregaban sus recibos de compras al final del estudio. El segundo grupo no recibió instrucciones dietéticas, comida gratis ni tarjetas de regalo; el equipo de investigación simplemente les pidió que volvieran tras 3 semanas y siguieran su dieta habitual.

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Al principio y al final del estudio todos los participantes tuvieron que llevar a cabo una serie de pruebas. Los científicos evaluaron los niveles de depresión, estado de ánimo y ansiedad, y también las habilidades de aprendizaje y razonamiento. En el primer grupo, el grado de depresión mejoró significativamente, así como  la ansiedad y el estrés. Por el contrario, el grupo de dieta normal no experimentó cambios significativos. 

Según los autores del estudio, la modificación de la dieta para reducir la ingesta de alimentos procesados ​​y aumentar el consumo de frutas, verduras, pescado y aceite de oliva mejora los síntomas de la depresión en adultos jóvenes. Estos hallazgos se suman a una creciente literatura que muestra que un cambio modesto en la dieta es una terapia complementaria útil para reducir los síntomas.