Está bastante extendida la idea de que, aunque se pueden cambiar comportamientos, la personalidad es algo inherente al ser humano, es algo estable y, por lo tanto, no se puede modificar. Pero ahora, una revisión de diferentes estudios apunta la posibilidad de que los rasgos de la personalidad pueden cambiar a través de la intervención persistente y los principales eventos que ocurren a lo largo de la vida

Cuando hablamos de rasgos de personalidad, nos referimos a cuestiones como la extroversión o intraversión, la simpatía o la amabilidad, el neuroticismo o la apertura a nuevas experiencias, que pueden predecir factores importantes como la salud mental o la felicidad. Es decir, se trata de cuestiones muy relevantes del bienestar humano.

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La investigación, que aparece en la revista American Psychologist, ha sido llevada a cabo por un grupo internacional de investigadores comprometidos con el avance en la comprensión del cambio de personalidad. Los expertos forman parte de la Universidad de California y han presentado la tesis de que estos rasgos de la personalidad, además de ser predictores relativamente estables del bienestar, pueden ser también objeto de diferentes intervenciones médicas para mejorar la calidad de vida de una persona

La evidencia sugiere que los rasgos de personalidad pueden cambiar si se trata a las personas a la edad adecuada y con un tratamiento efectivo. Esto no quiere decir que sea fácil, de hecho es complicado porque son rasgos que permanecen relativamente estables, pero no es imposible. Los recursos que a menudo se invierten en determinadas intervenciones médicas no funcionan porque no existe una información clara al respecto.

La investigación ha concluido que existe un número relativamente pequeño de rasgos de la personalidad que puede explicar la mayoría de las formas en que las personas difieren entre sí. Por lo tanto, están relacionados con una amplia gama de resultados importantes de la vida. Estos rasgos también son relativamente estables, pero pueden cambiarse con esfuerzo y dedicación. Y con tiempo.

Esta combinación, convierte a estos rasgos en particularmente prometedores para intervenciones por parte de especialistas. En concreto, tanto el neuroticismo como el hecho de tener una determinada conciencia sobre diferentes temas, por ejemplo, son dos de los ejemplos.

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También es importante tener en cuenta los factores de motivación, ya que el éxito es más probable si las personas están motivadas y piensan que el cambio es posible, algo que difiere de la idea extendida que dice que la personalidad no puede cambiar. Teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos inmersos, donde los cambios son continuos y radicales, los investigadores creen que desarrollar este tipo de intervenciones son particularmente útiles para que las personas puedan adaptarse mejor a esta continua evolución en la que vivimos inmersos.