Para sorpresa de muchos, la Justicia francesa ha sentenciado que el infarto sufrido por un hombre mientras estaba practicando sexo fue un accidente laboral. Así lo ha establecido, obligando a la empresa TSO a indemnizar a la familia del trabajador que murió de un ataque al corazón tras mantener relaciones sexuales con una mujer en un hotel de Meug-sur-Loire, donde se había desplazado por motivos laborales. Según el portavoz del Tribunal de Apelación de París, “el tiempo de trabajo dedicado al viaje de negocios cubre la noche que el empleador tiene que estar fuera de su casa”, por lo tanto el tribunal lo considera accidente laboral.

La noticia ha levantado una cierta polvareda y, al margen de las distintas opiniones, lo cierto es que pone de manifiesto una realidad que despierta un mito en relación a la posibilidad de morir mientras se practica el sexo. ¿Quién no ha escuchado historias de personajes famosos a los que les ha ocurrido esta circunstancia, aunque algunas no estén del todo probadas? Desde Nelson Rockefeller, pasando por el presidente de Francia Félix Faure y otros que están en el imaginario colectivo, aunque sus causas de fallecimiento nunca se hayan confirmado del todo.

Beso

Sexo e infarto mortal

 

La verdad es que las posibilidades de que esto ocurra son muy pequeñas. La Asociación Americana del Corazón presentó una investigación en el que analizaba 4.457 paradas cardíacas que tuvieron lugar entre 2002 y 2015 en una localidad de noroeste de los Estados Unidos. Los datos demostraron que tan solo 34 de ellas tuvieron lugar durante o justo después de tener relaciones sexuales. Otros estudios similares han arrojado también un porcentaje de casos por debajo del 1%.

Durante una relación sexual se puede alcanzar una frecuencia cardíaca de 130 latidos por minuto durante los 10 o 15 segundos del orgasmo, cifra que pueden alcanzar tanto hombres como mujeres, pero que no se considera excesiva.

Existe más duda respecto a la edad y en el caso de aquellas personas sufren algún problema de salud cardiaca. Un estudio realizado en Canadá concluyó que los hombres mayores de 60 años activos sexualmente tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. En cambio, en el caso de las mujeres ocurre lo contrario, hay una mayor probabilidad cuando no se tiene sexo.

Cama

 

Cuando se padece alguna enfermedad cardiovascular, se deben tomar precauciones, pero no más allá de las que se toman en la vida diaria. Es necesario contar con un buen diagnóstico y un tratamiento adecuado y, en ese caso, se pueden mantener relaciones sexuales con tranquilidad. En cualquier caso, si se presentan síntomas como dolor torácico, ahogo anormal, palpitaciones o mareos, se debe interrumpir la práctica y acudir a un médico cuanto antes.

 

En lo que respecta a practicar sexo después de un infarto, según informa la Fundación Española del Corazón, “es más recomendable reanudar las relaciones sexuales tras un entrenamiento físico y psicológico adecuado y progresivo”. De esta forma se pueden analizar las respuestas físicas del cuerpo después de un esfuerzo y el paciente aprende a cómo controlar las reacciones nocivas a través de métodos de respiración y relajación.