Se calcula que un 10% de los seres humanos sufren una convulsión en algún momento de su vida. El problema de un hecho como este es que es inesperado y, sobre todo, que los que estamos cerca de quienes lo padecen no solemos estar preparados para atenderlos de la mejor manera posible.

Las convulsiones normalmente tienen lugar cuando hay un pico anormal de actividad eléctrica en el cerebro. La mayoría de las veces, las convulsiones están asociadas con afecciones cerebrales (generalmente epilepsia) pero a veces también pueden experimentarlas personas sin un diagnóstico epiléptico.

Las crisis epilépticas se dividen en dos categorías: crisis generalizadas –en las que se ve afectado todo el cerebro– y crisis focales o parciales, que solo afectan a una parte del cerebro.

Epilepsia

Las convulsiones pueden durar desde unos pocos segundos hasta unos pocos minutos –generalmente menos de cinco–, según el tipo y la gravedad del evento. Además, normalmente, una persona que experimenta una convulsión no recuerda lo que le sucede durante un episodio de ese tipo.

Convulsiones tónico-clónicas

Son las más conocidas porque son las que vemos en la televisión o en las películas. No se manifiestan exactamente de la misma manera en todas las personas, pero generalmente la persona llora, se cae, pierde el conocimiento, experimenta espasmos musculares y rigidez, respirando aceleradamente y con dificultad. Pueden durar hasta unos minutos y dejan a la persona aturdida y físicamente exhausta.

Si eres testigo de alguien que experimenta una convulsión tónico-clónica, tu principal prioridad debe ser asegurarte de que esté seguro y no se lastime. Sigue los siguientes consejos acerca de lo que debes hacer.

> Pon a la persona en el suelo, si te es posible, para evitar una caída importante que pueda lesionarla. Coloca algo blando –como una chaqueta doblada o un jersey– debajo de la cabeza, para que no se haga una herida.

> Aléjala de objetos grandes como muebles, objetos con bordes afilados o superficies calientes como calefacciones. Aparta de su alrededor objetos punzantes o afilados para que no se pinche o pueda cogerlos sin querer.

> Aflójale la ropa si la lleva ajustada y quítale bufandas o corbatas si las lleva. Asimismo, retírale las gafas de ver o de sol si las tiene puestas.

> Tan rápido como puedas, ponla de lado. Esta es la posición de recuperación de primeros auxilios, que permitirá que la persona respire más fácilmente.

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Por otra parte, ten también en cuenta lo que no debes hacer.

> No sostengas a la persona boca abajo ni intentes contenerla de alguna manera. Esto es muy peligroso tanto para ella como para ti, ya que una persona que sufre una convulsión no puede controlar sus movimientos.

> No le pongas nada en la boca. Una creencia muy extendida sugiere que insertar una objeto o una prenda en la boca evitará que la persona se trague la lengua o se la muerda. Pero lo cierto es que nadie puede tragarse su propia lengua, y aunque una persona que experimenta una convulsión puede morder la lengua, tratar de meterle algo en kla boca puede hacer que lastime sus encías y dientes o que se ahogue.

> No intentes realizar una reanimación cardiopulmonar. La persona normalmente recuperará los patrones normales de respiración una vez que la convulsión disminuya.

> También es muy importante que mantengas la calma durante todo el tiempo y no te olvides de cronometrar la convulsión. Este es un paso crucial porque, de acuerdo con las pautas existentes, deberías llamar a una ambulancia si la convulsión dura más de 5 minutos.