Durante la última década hemos podido comprobar que los líderes aparentemente más alocados pueden triunfar. ¿Por qué? Porque a menudo tienen muy poco de alocados y mucho de calculados. Es el caso de Isabel Díaz Ayuso. No es más que un remake del populismo castizo que hace más de un cuarto de siglo que gobierna la Comunidad de Madrid, la joya de la corona del PP. Y que aspira a sobrepasar las tres décadas en el poder.

No son unas simples elecciones madrileñas. Son sobre todo unas elecciones españolas. Isabel Díaz Ayuso ha decidido declarar su propia guerra. Contra el socialcomunismo. Es la líder de la oposición de facto a La Moncloa. Y Pedro Sánchez ha aceptado el duelo, arrinconando a su candidato Ángel Gabilondo. Incluso un vicepresidente español deja el gobierno para bajar al barro. Y otra ministra, Reyes Maroto, también se marchará a la Puerta del Sol si gana el PSOE. Todo pasa por Madrid. Pero se hablará de todo menos de los problemas de los madrileños. Es un plebiscito de gestiones del coronavirus contrapuestas, y mucho más. De hecho, en precampaña, Ayuso ya ha hablado de ETA, de Venezuela, de Cuba, de Irán... y de Catalunya. Estas son algunas de las claves del 4-M.

¿Victoria contraproducente de Ayuso?

Isabel Díaz Ayuso va a arrasar en las urnas, donde quedó en segunda posición hace dos años. A estas alturas, de eso no hay ninguna duda. Pero, paradójicamente, la presidenta madrileña podría morir por su propio éxito. Con circunscripción única en la capital del Estado, hace falta un mínimo de un 5% de votos para entrar en la Asamblea de Madrid. El mismo éxito de Ayuso, imparable, amenaza tanto a Ciudadanos como a Vox con la desaparición. Ninguna de las dos formaciones tiene garantizado este 5%. Si no lo alcanzan, la victoria del PP podría ser estéril y un golpe demoledor para los tres partidos de la derecha. También para Pablo Casado, que lo ha fiado todo a Ayuso, a pesar de las diferencias estratégicas.

La batalla por la movilización

Para que la izquierda triunfe, a pesar de pueda parecer un tópico, tendrá que hacer lo que no ha hecho en 26 años: movilizar a los barrios y municipios más humildes y pobres. Como demuestran los datos, en un interesante reportaje de eldiario.es hace dos semanas, a Ayuso le basta con el 30% más rico si el 70% restante se desmoviliza. Por eso hará falta una estrategia coherente de las izquierdas. También habrá que ver cómo afecta la covid a la participación. Y, siendo las elecciones un día laborable, si los trabajadores realmente podrán ejercer su derecho a un permiso retribuido para ir a votar.

Izquierdas sin estrategia unitaria

Los distintos frentes de la izquierda madrileña han ido, de momento, a su bola. Y han generado desconcierto. Unidas Podemos y Más Madrid están centrados en la movilización de los barrios humildes. El "si tú no vas ellos se quedan". Iglesias ya habla de él mismo como vicepresidente... madrileño, repitiendo la fórmula de La Moncloa. Mientras tanto, el PSOE está con sus cálculos, rechazando el pacto imprescindible con Podemos y yendo a pescar votantes de la disolución de Ciudadanos. Pero quizás no tiene mucho sentido si se los queda Ayuso.

Laboratorio de la extrema derecha

Madrid no sólo es la capital europea más a la derecha que la media de su país. La capital española también es un laboratorio único en el continente: el de la normalización de la extrema derecha. Y su posible entrada a las instituciones. Teniendo en cuenta el 5% necesario, que peligra en el caso de Vox, ahora Ayuso incluso les da aire, con espectáculos como el de Vallecas, que se podrían repetir estas dos semanas de campaña.

¿Y Catalunya?

En función de lo que pase en Madrid, se verá qué pasa también en el Estado. Sanchez promete por activa y por pasiva agotar la legislatura, pero los rumores de elecciones generales no se acaban de marchar de los mentideros de Madrid. Los resultados del 4 de mayo hablarán y aclararán el escenario de los próximos meses.

¿Y Catalunya? ¿Y la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat? ¿Y los indultos a los presos políticos? Absolutamente todo tendrá que esperar como mínimo hasta el 5 de mayo. Como mínimo. Porque España sigue pasando por Madrid. La red de carreteras, los trenes y también la política. Citando a la presidenta madrileña y candidata a la reelección, "Madrid es España dentro de España".