La 'performance' de Albert Rivera y Inés Arrimadas el miércoles en Alella, donde se dedicaron a retirar lazos amarillos, no sólo tuvo un efecto nulo, ya que al cabo de cinco minutos los vecinos de esta población del Maresme repusieron los lazos en la barandilla por donde habían pasado los de Ciutadans. Además de no obtener ningún beneficio para sí ni para Cs, Rivera se quedó con las ganas de sacar todos los lazos que quería porque un vecino se lo impidió.

Efectivamente, cuando la comitiva de 'quitalazos' repasaba la barandilla, Albert Rivera se encontró con un vecino —identificado en Twitter como el carnicero de la población—, que apoyado sobre la barra tapó dos lazos con sus manos.

Según ha circulado en las redes sociales, el vecino defendió los lazos asegurando que eran los suyos y tuvo claro que no permitiría que el político españolista los retirara. Delante de eso, Rivera tuvo que darse por vencido, esquivar al hombre y seguir la retirada un poco más allá.

El hecho fue recogido por el diario vasco 'El Correo'.