Nueva reclamación. El centro Irídia ha hecho público este jueves el caso de Roger, un chico que sufrió una lesión muy grave en la cabeza después de recibir el impacto de un proyectil de foam de los Mossos, durante una de las protestas contra la sentencia del Supremo a los líderes independentistas, el 16 de octubre de 2019. Al día siguiente tuvo que ser operado de urgencia por el servicio de neurocirugía, y a consecuencia de la lesión sufrida, estuvo dos meses sin poder ir a la universidad (cursa Arquitectura), conducir, ni hacer deporte. En septiembre de 2020 interpuso una reclamación patrimonial a la Generalitat, a través de Irídia, que precisa que hasta ahora no se ha resuelto, además de denunciar que "no se ha realizado ninguna investigación" para aclarar los hechos y que desde el cuerpo de los Mossos de Esquadra "se afirma que no se dispararon balas de foam". Irídia también lleva la reclamación patrimonial de otros dos jóvenes heridos por foam en el marco de las últimas protestas independentistas: Olga, herida gravemente en el cráneo en los Jardinets de Gràcia en el 2019 y que le ha dejado graves secuelas, y Abdellilah que perdió un ojo y reclama a la Generalitat 277.000 euros.

Irídia ha hecho público este caso justamente un día antes de que la comisión parlamentaria sobre el Modelo Policial presente sus conclusiones. Irídia, junto con Amnistía Internacional, han pedido abiertamente que la policía catalana deje de usar las balas de foam porque se ha comprobado su elevado uso lesivo, similar a las balas de goma, que el Parlament hizo prohibir en el 2015 en Catalunya, a raíz de la grave herida que sufrió Ester Quintana, que también lo reclamó recientemente en la comisión. La entidad insiste que "actualmente no existen mecanismos para garantizar que la administración investigue adecuadamente casos como el de Roger, con lesiones extremadamente graves,", y por eso destaca "la necesidad de crear por ley un mecanismo externo e independiente de control de los cuerpos policiales y de supervisión de la División de Asuntos Internos".

Lesionado lejos de los disturbios

Se detalla que el 16 de octubre de 2019 Roger se encontraba con unos amigos en una concentración delante del Departament de Interior. Había un gran número de personas y en la esquina de Paseo Sant Joan con Diputación se había colocado una hilera de vallas para bloquear el paso hacia el edificio. Detrás, custodiando el perímetro, había varias furgonetas de BRIMO y entre 20 y 30 agentes. Se asegura que Roger y sus amigos se encontraban lejos, a unos 30 o 35 metros de distancia, en una zona con menos personas concentradas: consideraron que, si se producía una carga policial, allí estarían fuera de peligro.

Entonces, un grupo reducido de manifestantes empezaron a mover las vallas y tirar objetos hacia la línea policial. En este momento, los agentes de BRIMO empezaron a disparar proyectiles de foam, "sin ninguna advertencia previa qué se produciría una intervención policial inminente". Se sintieron varias detonaciones provenientes de la línea policial y Roger notó un fuerte impacto en el lado izquierdo de la cabeza, provocándole un fuerte dolor y una lesión con mucha sangre. Integrantes de la plataforma Sanitarios para|por la República lo atendieron hasta que una ambulancia lo trasladó de urgencia al Hospital Sant Pau; donde fue admitido con dolor de cabeza, náuseas y múltiples vómitos. Allí se confirmó que "sufría una fractura hundida frontal izquierda con hematoma epidural subyacente, con efecto de demasiado y desplazamiento de línea media,", y fue hospitalizado. Al día siguiente tuvo que ser operado de urgencia por el servicio de neurocirugía.

En el caso de Roger, Irídia destaca que "una vez más se incumplió el protocolo sobre el uso del foam por de los mismos Mossos, que impide disparar a la altura de la cabeza", y que además "incumple los estándares internacionales" al utilizar para dispersar manifestaciones y en dispararse a menos distancia mínima de la prevista por el fabricante. Irídia, admite que en este caso, el proyectil se disparó cumpliendo la distancia reglamentaria, pero, sin embargo, se produjo una grave lesión, hecho que evidencia "la peligrosidad del foam", y en concreto del tipo de proyectil SIR-X, el más lesivo de los que utiliza el cuerpo de Mossos. Por todo ello, Irídia insiste en que hay que prohibirlo.