Entramos en la décima semana después de las elecciones del 14 de febrero. Quedan cinco y media para que se agote el tiempo para cerrar un acuerdo antes no se active el botón de la repetición electoral. Hace muchos días que crece la impaciencia en el seno de Esquerra Republicana, que acusa a Junts per Catalunya de demorar el acuerdoo no porque hayaobstáculos sino con "excusas" que responden a intereses de partido. "No puede ser que los problemas dentro de Junts se conviertan en los problemas de país". El equipo negociador ha puesto un ultimátum a los junteros: "No entenderíamos que no se materializara un acuerdo entre la festividad de Sant Jordi y el 1 de mayo", ha advertido Sergi Sabrià. El 7 y 8 de mayo, los junteros celebran el congreso del partido. 

El horizonte del acuerdo se ha ido alejando a medida que pasaban los días. Si el mismo día de la segunda investidura fallida de Aragonès se hablaba de Sant Jordi, ahora todas las partes lo sitúan más adelante. Y los republicanos se han hartado de esperar. "Este bloqueo no puede continuar. Hay que poner fecha a la investidura", insisten, porque "la paciencia de la gente está al límite".

La cúpula de ERC lamenta que desde que el sábado 10 de abril trasladaron al espacio de Puigdemont una propuesta concreta, sólo han recibido una respuesta parcial, sobre uno de los cinco apartados que se desglosaban. "No entendemos por qué no ha llegado la respuesta", exponen. El control del relato se ha convertido en un elemento clave de la negociación y por eso los de Junqueras quieren que cale la idea que "si no hay acuerdo ni gobierno no es por ERC". "Quien tiene que decir si está a punto para dar el paso definitivo es Junts", ha sentenciado a la portavoz Marta Vilalta. Los dirigentes de ERC han vuelto a recordar a Junts que ellos cumplieron su parte haciendo presidenta del Parlamento Laura Borràs.

 

El rol de Puigdemont

Durante una comparecencia en la sede del partido, los cuatro designados para negociar oficialmente con Junts ha desgranado los detalles del documento enviado a Junts y que se estructura en cinco grandes ámbitos: la estrategia independentista, la soberanía del Parlamento, las prioridades de la nueva Generalitat Republicana, los cimientos del nuevo gobierno y la concreción de los espacios de coordinación para garantizar la cohesión del gobierno. Según los republicanos, Junts sólo les ha respondido la parte que tiene que ver con el plan de gobierno.

Sobre la estrategia independentista, ERC propone la creación de una dirección colegiada a cinco, con los partidos independentistas y la ANC y Òmnium, que contara con la presencia del presidente Puigdemont. Su propuesta, eso sí, prevé que este espacio sea diferente del Consell per la República, que consideran una "herramienta útil en la internacionalitzación". Al mismo tiempo, apuestan para compatibilizar el diálogo con el Estado con la preparación a nivel interno para el "nuevo embate", para estar a punto en caso de que esta negociación con Madrid no dé frutos. Este capítulo incorpora la necesaria "coordinación institucional", al Parlamento y al gobierno, pero también en el Congreso y en el Senado.

Con respecto a la estructura del nuevo gobierno, la voluntad es que sea paritario, es decir que el 50% de los altos cargos sean mujeres. Al mismo tiempo, se explicita la propuesta de creación de tres nuevas conselleries, la de feminismos, la de acción para el clima y la de conocimiento, además de un comisionado específico por los fondos next generation.

En la propuesta de acuerdo marco enviada a Junts se plantea la creación de tres comisiones para vigilar la cohesión interna entre los socios, para "no repetir errores del pasado", con "reproches y miradas de reojo".

Si finalmente se alcanza este pacto entre ERC y Junts, el nuevo reto será hacer encajar el acuerdo suscrito con la CUP. Los republicanos aseguran que eso no les hace "sufrir nada", porque están trabajando en paralelo para que puedan compaginarse los intereses de los tres grandes actores independentistas. Justamente hoy, los anticapitalistas han planteado ir más allá en uno de los puntos, pidiendo derogar las renovables.