Desde el miércoles de la semana pasada, ya hace nueve días, que los equipos negociadores de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya no se reunían para desbloquear la investidura de Pere Aragonès y el acuerdo de gobierno que lo tiene que acompañar. Este viernes, a última hora de la tarde y a distancia, las delegaciones de los dos partidos se han citado, de manera telemática, para intercambiar posiciones. Según fuentes conocedoras del encuentro, ha sido corta, y ha servido para debatir el famoso documento que los republicanos trasladaron a los de Puigdemont y que recogía y ordenaba las propuestas intercambiadas a lo largo de los de estos dos meses. El acuerdo se avista todavía lejos.

Desde las filas republicanas explican a este diario que durante la reunión de este viernes, Junts per Catalunya les ha respondido parcialmente el documento de 35 páginas que ERC ha presentado como una oferta de acuerdo global. De momento, prefieren no mojarse sobre si la cosa va por el buen camino o no. Aseguran que están expectantes y a la espera de recibir la réplica al resto de contenido que figura en el documento.

Por la mañana, Elsa Artadi, que forma parte de la delegación encargada de cerrar un acuerdo con ERC, ha aprovechado una comparecencia pública para "desmitificar" -en palabras textuales- la oferta que los de Junqueras les hicieron llegar el sábado. El aspirante a vicepresidenta de la Generalitat ha argumentado que no es nada más que una recopilación de propuestas debatidas previamente y que no incorpora ninguna novedad. Eso sí, Artadi ha confirmado que está más cerca de cerrar un acuerdo.

El riesgo de perder a la CUP

Todos los implicados dan por hecho que el pacto no será inminente y que, si llega, será más bien de cara a mayo. Hay un elemento primordial a tener en cuenta, y es que una vez ERC y Junts cierren un acuerdo, es posible que la CUP, que ahora mismo está en el voto favorable a Aragonès, se mueva. Los anticapitalistas han avisado de que si se toca una sola coma del documento que cerraron con los republicanos, tendrán que revisar su posición con una nueva consulta a la militancia. Los 9 diputados cupaires son, también, determinantes para poder materializar la investidura.

El 26 de mayo expira el plazo. Si ERC y Junts no se ponen de acuerdo para investir Aragonès, automáticamente se disolverá el Parlament y se convocarán nuevas elecciones para la segunda semana de julio. Los junteros han garantizado públicamente que no dejarán que eso suceda, y que si no son capaces de entenderse con ERC, antes de llevar Catalunya a repetir elecciones, facilitarán la investidura y se quedarán a la oposición.

Lo cierto, sin embargo, es que esta posibilidad, con la que a un lado y en el otro han flirteado en público y en privado, parece más bien remota. Si bien es verdad que una parte -minoritaria- de Junts apuesta para dejar que ERC gobierne en minoría y evitar repetir la tortuosa coalición de los últimos años, los partidarios de estar en el gobierno tienen más peso.

De su lado, las primeras espadas de ERC, Aragonès el primero, han querido evitar entrar en especulaciones. Después de que Ernest Maragall asegurara que ERC está preparada para gobernar en solitario, el candidato a la investidura salió al paso para subrayar que su prioridad es compartir ejecutivo con Junts.

En la imagen principal, Aragonès y Borràs a la conferencia de Jordi Sànchez. / J. Díaz