El TSJC ha declarado causa compleja el caso contra Josep Maria Jové, considerado el cerebro del referéndum, mano derecha de Oriol Junqueras. Eso quiere decir que la instrucción se puede alargar 18 meses más.

Empezó el 20-S en el juzgado de instrucción 13 y, cuando Jové fue nombrado diputado del Parlament de Catalunya, saltó al Tribunal Superior de Justícia.

Aunque este septiembre hará dos años de las detenciones de los altos cargos y los registros, no fue hasta el mes pasado, el 7 de junio, que Josep Maria Jové declaró por los hechos de los cuales se le acusa.

Josep Maria Jové pone en duda la investigación policial que llevó a registrar su casa. Y por aquí pasa invalidar parte de la causa. Eso también lleva a hablar de la forma más que del contenido, y evita que Jové entre en el detalle de los preparativos del 1-O, de los cuales la policía lo hace máximo responsable.

Durante su declaración Jové se negó a hacer la prueba de caligrafía que lo vincularía o no con la agenda Moleskine. Y tampoco quiso hacer la prueba de reconocimiento de voz para comparar las llamadas telefónicas que grabó la policía. De hecho, Jové ha puesto en duda que la agenda fuera suya.

El diputado de ERC en el Parlament y exsecretario de Vicepresidència, Josep Maria Jové, no reconoció tampoco como suyos los manuscritos de la agenda Moleskine que esbozaban presuntamente la hoja de ruta del procés, y ha cuestionado el registro de su despacho el 20-S porque su abogado no estaba presente.

Por todo ello, los primeros testigos a declarar serán los agentes de la Guardia Civil que hicieron los registros.

 

 

La magistrada Maria Eugènia Alegret, que lleva el caso, ha citado los primeros testigos para septiembre. Son varios mandos de la Guardia Civil y funcionarios del cuerpo policial que participaron en los registros. También ha pedido documentación a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals y al CTTI.