El Govern de la Generalitat ha abordado la habitual reunión semanal con un montón de frentes abiertos sobre la mesa. Con la explosión de Tarragona todavía humeante, horas después del aval de los letrados y de más de dos tercios del Parlamento -JxCat, ERC, PSC, Comunes y la CUP- para que Torra siga siendo diputado y president, y con Puigdemont i Comín ejerciendo como eurodiputados en Estrasburgo.

En relación a la inhabilitación del president, la portavoz del ejecutivo ha hecho público el informe del gabinete jurídico de la Generalitat sobre el acuerdo de la Junta Electoral Central en el cual ordena apartar a Torra. Los servicios jurídicos de Palau concluyen que no hay motivos para cesar al presidente por indicación de la JEC y que hacerlo supondría una vulneración de su derecho de representación política.

No hay duda, pues, de que el president seguirá en el cargo por lo menos hasta que no haya sentencia firme, es decir hasta que el Tribunal Supremo no resuelva definitivamente el recurso que todavía tiene que presentar su defensa -tiene tiempo hasta el día 3 de febrero- en relación a la condena impuesta por el TSJC, que lo inhabilita por un año y medio por la pancarta de los presos.

Este veredicto final puede tardar todavía unos meses, pero una vez Torra presente el recurso en las próximas dos semanas, los tempos estarán en manos exclusivamente del Supremo. ¿Qué pasa si confirma la condena? ¿Habrá elecciones? Según ha informado Budó -en la línea de lo que ya ha verbalizado el propio president- Torra sólo se apartará del cargo si así lo decide el Parlament en una votación del pleno. En el ejecutivo reconocen que la convocatoria de elecciones es "un escenario que se tiene que contemplar porque es una posibilidad sobre la mesa".

Las dos mesas catalanas

Otra de las carpetas sobre la mesa es la apertura del diálogo con el Gobierno. Superadas las pegas y los reproches iniciales, Quim Torra ha acabado comprando sentarse en la mesa de negociación que Esquerra Republicana acordó con el PSOE a cambio de la investidura de Pedro Sánchez. Eso sí, quiere llevar la batuta. Antes de activar la mesa entre gobiernos, el presidente quiere reunirse con Sánchez. Los dos confirman su voluntad de reunirse "el más bien posible". Torra comandará las conversaciones a partir del compás que marquen el resto de actores independentistas en la reunión que mantendrán esta tarde el presidente y el vicepresidente con los líderes de Junts per Catalunya, ERC, la CUP, la ANC y Òmnium.

Los socios del ejecutivo coinciden en la necesidad de reanudar el contacto bilateral con el Estado, que quedó congelado después del intento de Pedralbes. En el trazo grueso no hay discrepancias. Todos coinciden en que habrá que plantear a Sánchez y compañía la voluntad de ejercer la autodeterminación, que es el elemento clave sobre el cual consideran que tendrá que pivotar la negociación. También habrá quórum en relación a la otra cuestión esencial, la defensa de una amnistía para todos los condenados o investigados a raíz del 1-O y la exigencia que se ponga fin a la represión.

El gobierno Torra ha planteado dos espacios de debate diferenciados. Aparte del de esta tarde, exclusivo para independentistas, habrá otro, el que ya se puso en marcha a propuesta de Miquel Iceta, que se reunirá por tercera vez este viernes después de un año de inactividad y donde Torra ha invitado a todos los partidos del Parlamento. Sólo han aceptado la invitación, además de JxCat y ERC, el PSC y los Comunes. En cambio, Cs, PP y la CUP no asistirán, como ya ha pasado en las anteriores convocatorias.

Plan contra la corrupción

Durante la reunión de esta mañana, el Gobierno ha aprobado un plan para luchar contra la corrupción. Incorpora 25 medidas a desarrollar durante los próximos dos años, encaminadas a facilitar la vigilancia ciudadana de manera anónima y mejorar el rendimiento de cuentas de los órganos públicos.

Entre las actuaciones previstas destaca la creación de un buzón de denuncias 100% anónimas, la formación de los Mossos d'Esquadra en la lucha contra la corrupción, la publicación de las agendas de reuniones del personal técnico de mayor rango o los procesos de selección del personal directivo basados en méritos y capacidades.