La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha confiado en sufragar "la mayor parte" del BarMar con financiación europea. "Nuestra intención es, precisamente porque se subraya ese carácter europeo, ese interés común, poder presentar el proyecto a la convocatoria de infraestructuras de interés comunitario y que haya una financiación europea que sufrague la mayor parte del proyecto", ha explicado en una entrevista en Catalunya Ràdio de este viernes. Este jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un acuerdo con sus homólogos francés y portugués para sustituir el proyecto de gasoducto MidCat por un "nuevo corredor de energía" que interconecte la Península Ibérica con el resto de la Unión Europea a través de uno que una Barcelona con Marsella.

Así, Ribera ha ensalzado la "vocación europeísta y solidaria" de la nueva infraestructura y ha celebrado que permite diversificar la entrada de la materia prima energética y que tendrá recorrido en el tiempo. Ha dicho tener que analizar cuánto tiempo durarán las obras, que ha valorado que puedan ser "cinco, seis o siete años", y ha avisado de que no se empezará a construir inmediatamente, puesto que queda definirlo, tramitar los permisos de evaluación de impacto ambiental y detallar la financiación.

España "gana peso"

Con este acuerdo, la ministra ha ensalzado que España "gana peso" en el mapa energético europeo y ha calificado de fundamental la participación española en la aportación de soluciones ante la situación energética. "Es anticipar una inversión que hubiera necesitado nuestro país y que nos conecta con toda la infraestructura europea", ha defendido. Ha narrado que este jueves llamó al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, para explicarle los términos en los que se había fraguado el acuerdo y ha destacado que, si bien las competencias del proyecto son del ejecutivo español, "la implicación y capacidad de interlocución con la Generalitat es importante".

El presidente del Gobierno había insistido en los últimos meses en que su principal intención era impulsar el MidCat. Hasta el punto de que escenificó una alianza con su homólogo alemán, Olaf Scholz, a finales de agosto. Ambos se conjuraron para acelerar la construcción de esta interconexión gasística sin el visto bueno de Macron. En una comparecencia conjunta en el palacio de Meseberg, cerca de Berlín, Scholz constató que España contaba con el apoyo total de Alemania para avanzar hacia la conexión gasística de la Península Ibérica con Francia a través de los Pirineos. A pesar de las reiteradas presiones de Alemania y España hacia Francia, Macron nunca había mostrado una mínima intención de cambiar de opinión. La única aproximación de posiciones que se intuyó desde el Elíseo fue cuando se afirmó que se “repensarían” la idea de esta conexión gasística.