Carlos Mazón continúa siendo noticia, aunque ya no como presidente de la Generalitat Valenciana sino como un "diputado más" de las Cortes Valencianas desde la investidura de Juanfran Pérez Llorca. Con la dimisión, Mazón dejaba atrás su sueldo como presidente de una autonomía y cobraba, como el resto de compañeros de hemiciclo, 35.851,42 euros anuales brutos. A estos, sin embargo, el alicantino podrá añadir un sobresueldo, ya que el PP lo ha elegido como portavoz en una comisión fantasma, hecho que le supondrá un extra de 8.879,78 euros al año, 623,27 euros al mes. Concretamente, será el portavoz en la comisión de Reglamento, que desde las elecciones del 2023 no se ha reunido. Mazón también cobra un complemento por dedicación exclusiva de 5.544 euros y otra por gastos derivados de su ejercicio, que depende de la distancia entre el municipio del diputado y la sede del parlamento en la capital del País Valencià.
Según han publicado diferentes medios, el nuevo síndico del PP en las Cortes ha remitido un escrito a la Mesa donde se comunican los cambios, que implican desalojar al diputado Eduard Dolón de su cargo como portavoz en esta comisión, para colocar a Mazón. Estos cambios aún no aparecen en la web de las Cortes Valencianas, donde Dolón continúa registrado como miembro de esta comisión, mientras que el perfil del expresidente está vacío.
La declaración de su mano derecha
Mientras tanto, las diferentes comisiones de investigación sobre la tragedia de la DANA continúan en marcha, como la instrucción de la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz, que pone el foco sobre el envío excesivamente tardío de la alarma a la población. Así, en este contexto, el consejero de Educación, Cultura y Universidades, José Antonio Rovira, ha manifestado en el Congreso que se fue a su casa la tarde de la DANA en lugar de continuar en su puesto de trabajo porque desde el gobierno español, con Pedro Sánchez de viaje oficial en la India, no se les había trasladado suficiente información y se había generado una sensación de "falsa tranquilidad". Esta respuesta ha caído como un plomo entre el resto de partidos, que le han reprochado que desde primera hora de aquella jornada había alerta roja y, por ejemplo, la Universitat de València había anulado las clases para evitar desplazamientos innecesarios. Así, ha asegurado que inicialmente lo vivió como una "alerta roja más" de las diferentes que hay cada año en esta zona, pidiendo que se amplíen las franjas de peligro: "Quizás deberíamos tener una alerta negra, porque la roja la utilizamos mucho y la gente ya no hace caso", ha reflexionado.