No ha sido hasta una semana después de la sentencia del procés y del inicio de las protestas que Pedro Sánchez ha decidido viajar a Barcelona. Lo está haciendo este lunes, pero solo para visitar a los agentes de la policía heridos. El presidente español ha aprovechado para responder a Quim Torra la carta del sábado pasado. Y no se mueve de ahí donde estaba: considera que el presidente de la Generalitat no ha "condenado" la violencia y lo tiene que hacer "de forma rotunda".

En su misiva, el dirigente socialista le "recuerda" que "el primer deber de cualquier responsable público es velar por la seguridad de los ciudadanos, así como por la de cualquier espacio público o privado frente a las conductas violentas". El "segundo deber", añade, "es preservar la convivencia entre todos los integrantes de la sociedad civil y evitar la fractura de su comunidad". Pero Sánchez lamenta que "su conducta se ha movido en los pasados días justamente en sentido contrario".

 

"Ha evitado condenar de manera tajante e inequívoca las conductas violentas que se han manifestando con virulencia y asiduidad en varios puntos de Catalunya, incluso a poca distancia de su despacho", denuncia el presidente en funciones. También acusa al president de la Generalitat de "dar la espalda a las fuerzas y cuerpos de seguridad autonómicos y estatales" y "dar la espalda e ignorar a más de la mitad de la población catalana simplemente porque no comparte sus propósitos en vez de comportarse como el presidente de todos los catalanes".

Frente a todo esto, Pedro Sánchez le recuerda las "tres obligaciones" si "quiere ostentar con dignidad la representación de su comunidad" ante cualquier interlocutor: "Condenar la violencia de forma rotunda, amparar a las fuerzas de seguridad que combaten y evitar la discordia civil". Ni rastro del diálogo que le exigía el president Torra.