El conseller de Empresa, Santi Vila, ha emplazado al Gobierno a dar respuestas políticas a Catalunya en vez de utilizar solo los instrumentos del Estado y enviar a la Guardia Civil a perseguir "chorradas". En este sentido, ha apostado por una solución dialogada de la situación en Catalunya y ha calificado "de error rotundo" creer que el medio apropiado sea la Fiscalía.

Vila, que ha advertido que si el 1-O es un éxito absoluto "pasarán cosas" en el Estado, ha recordado que "hasta el momento este conflicto político solo ha tenido respuestas policiales, fiscales, judiciales, y eso es muy lamentable, porque un conflicto político tan serio requeriría respuestas políticas" y "el inmovilismo del Gobierno de España no ha ayudado a tener una situación más razonable".

El titular de Empresa también ha respondido a las manifestaciones del ministro de economía, Luis de Guindos, que ha asegurado que el paro se doblaría en una Catalunya independiente. "El anuncio de plagas bíblicas que caerán sobre los catalanes en función de las decisiones que tomemos no ayuda a resolver esta situación", ha dicho, porque el dato actual es que los datos económicos son "los mejores de la década".

En una conferencia en Madrid, donde han asistido, entre otros, el embajador de Honduras, personal de la embajada de Bélgica y el diputado del PP y ex número dos del Ministerio del Interior, Francisco Martínez, Vila ha asegurado que la respuesta del Estado al referéndum es "impropia de una sociedad y de una economía madura y seria" como la española, y parte de una visión "nacionalista" del Estado.

Perseguir "chorradas"

"España es una sociedad avanzada, pero tenemos a la Guardia Civil persiguiendo chorradas o secuestrando la revista de Òmnium Cultural", un hecho que "alimenta el tópico de España" y que constituye "un acto violento y absolutamente innecesario", ha dicho. Según Vila, "enviar a la Guardia Civil a Valls y ver a familias y abuelas con sus nietos exhibiendo la papeleta y la Guardia Civil resignada" genera una situación de "despropósito".

Por este motivo ha insistido en la necesidad de incorporar "sensatez" a la situación y abrir puertas a la negociación, y ha asegurado que si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llama al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, para plantear una solución, el choque de trenes se detiene. "No hay que añadir presión y velocidad al choque", ha dicho, porque "la moderación solo es eficaz cuando hay una interlocución definida".

"Este no es un conflicto de identidades ni de nacionalismos, sino de organización y reparto del poder en el Estado, porque Catalunya considera que el consenso territorial se ha roto", ha afirmado.

Con respecto a la intervención del Ministerio de Hacienda sobre los pagos de la Generalitat, ha advertido que "sería inaceptable" que el conflicto tuviera repercusión sobre los proveedores y los ciudadanos catalanes. "No nos podemos permitir que un conflicto que ya es suficientemente grave traspase a proveedores que no tienen ninguna culpa de que no podamos vehicular esta situación".