No habido ninguna intervención de la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, desde el 27 de octubre en que no haya nombrado el artículo 155 de la Constitución (para fardar). Hoy lo ha vuelto a hacer en Espejo Público de Antena 3, donde ha presumido de que la aplicación de la norma suprema sirvió para "convocar elecciones y quitar a un Govern que estaba instigado", así como para "devolver la paga extra del Estado y la Generalitat".

Fueron unas elecciones que sirvieron, siempre en palabras de la mano derecha de Mariano Rajoy, para que la gente que pensaba de otra manera se pudiera expresar" y que dieron la victoria, según su opinión, al constitucionalismo.

Parece ser que la mayoría absoluta que suman los tres partidos independentistas —JxCat, ERC y CUP— todavía no se da por válida desde el Gobierno, que sostiene que "nos creemos las mentiras del señor Puigdemont" mientras ellos gestionan Catalunya "con seriedad".

El independentismo: una religión

A su juicio, el independentismo es casi como una religión", pero ha alertado que "sus sacerdotes reconocen en privado que no tiene fundamento" mientras hacen un "daño económico enorme" a Catalunya, pero no solo eso. También "han llevado el debate político más duro y partidista en el seno de las familias y de la sociedad", algo que, ha querido subrayar, "no ha llegado a ningún sitio, sino que solo ha servido para dividir".

Precisamente por eso, Santamaría ha vuelto a erigir su gobierno como único salvador de la situación porque son los únicos que podrán revertir "el daño económico y social que han hecho a Catalunya".

Soraya, a pesar de no haberse sumado a la huelga general del Día de la Mujer Trabajadora, ha presumido también de feminismo preguntando con ironía a la presentadora del programa si no se ha dado cuenta de que "las mujeres somos las trabajadoras y los hombres, los brillantes", y se ha alzado como la firme defensora de la igualdad entre ambos sexos.